Un estudio en Sabucedo indica que los caballos salvajes son esenciales para la biodiversidad

Rocío García Martínez
rocío garcía A ESTRADA / LA VOZ

DEZA

MIGUEL SOUTO

El cambio en el manejo tradicional pone en peligro el monte

02 dic 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Los caballos salvajes, también conocidos como bestas, son indispensables para conservar la biodiversidad de las montañas gallegas. Así lo determina un artículo científico sobre el asunto publicado en la revista Biodiversity and Conservation y firmado por Laura Lagos y Jaime Fagúndez, investigadores del grupo Biocost del Centro Interdisciplinar de Química e Bioloxía de la Universidade da Coruña (UDC).

Lagos y Fagúndez aseguran que los cambios en el sistema de manejo de los caballos salvajes que alteran su comportamiento natural «pueden limitar su efecto positivo sobre la biodiversidad». El trabajo de los investigadores advierte de que la desaparición del sistema tradicional «podría desembocar en un problema ambiental de gran magnitud» en Galicia.

La investigación se llevó a cabo en los montes de Sabucedo (A Estrada) y O Xistral (Lugo). Los científicos aprovecharon los curros anuales para marcar 29 yeguas con un GPS que les permitió observar la posición de cada animal, identificando sus manadas y sus movimientos sobre el terreno. El seguimiento durante un año permitió recabar miles de datos analizados después con sistemas de información geográfica. El proyecto también impulsó acciones de apoyo en las comunidades de montes del espacio Red Natura Serra do Xistral para favorecer buenas prácticas asociadas al ganado y los caballos salvajes y promover sus efectos positivos sobre la biodiversidad en esta zona.

Según los investigadores, los espacios abiertos en las montañas de Galicia están cubiertos en gran parte por hábitats naturales reconocidos por la Unión Europea y cuya existencia y pervivencia depende de la presencia del caballo salvaje, el gran herbívoro mejor adaptado al aprovechamiento de brezales y turberas, dos de los hábitats gallegos de mayor interés por su biodiversidad.

Lagos y Fagúndez hacen notar que a través de su dieta el caballo salvaje limita el desarrollo de la vegetación y favorece la supervivencia de especies de plantas sensibles.

Las nuevas prácticas alteran el comportamiento de las bestas

Los investigadores señalan que el manejo tradicional permite que los caballos vivan libres en el monte, siendo reunidos solo una o dos veces al año en el curro. Este manejo propicia que los caballos mantengan áreas de campeo amplias y que apenas se solapan con las manadas vecinas, lo que supone una presión suave sobre los hábitats. Los autores del estudio indican que «cambios en el manejo de los caballos salvajes que limiten su comportamiento natural pueden provocar un efecto negativo e irreversible en la biodiversidad».

Cuanta más intervención, peor

El artículo demuestra que cuando se pierde la forma de manejo tradicional de las bestas y se deriva hacia un sistema con mayor intervención «se afecta el uso del espacio de las manadas de caballos y en consecuencia la conservación de los hábitats». Las nuevas prácticas que están alterando el comportamiento de las bestas son la construcción de cierres que limiten en exceso el uso libre del espacio, la rotación forzada para intensificar el aprovechamiento y la transformación de la vegetación natural en praderas de pasto mejoradas.

Según subrayan los investigadores, la intensificación del manejo provoca que las manadas de caballos tengan mayor tamaño pero ocupen menos superficie de campeo. Además, «se produce un desequilibrio en la organización espacial de las manadas, provocando un solapamiento entre ellas y aumentando la presión por herbivoría o consumo de plantas».