«Agora a xente mídese e vendemos máis por unidades que por quilos»

Rocío Perez Ramos
Rocío Ramos LALÍN / LA VOZ

DEZA

Rocío Ramos

El comercio de proximidad ajusta márgenes para luchar contra la inflación

18 sep 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Con la inflación disparada y la cesta de la compra por las nubes, en los comercios de proximidad de la zona la idea de la ministra de una cesta de productos básicos a 30 euros no la ven mala, pero sí muy difícil de ejecutar sin perjudicar a nadie, especialmente a los productores de productos básicos.

Tras un verano que se vivió en la calle con mucha alegría, que llenó restaurantes, verbenas y hoteles, ahora toca apretarse el cinturón. En la Praza de Abastos de Lalín los comerciantes, como en muchas otras tiendas, intentan ajustar los precios lo más que pueden, lo que no impide que a la hora de comprar todo esté mucho más caro.

Luis Otero cuenta detrás del mostrador de su carnicería que «agora a xente axusta máis e merca a cantidade xusta que precisa, vendemos máis por unidades que por quilos». Tanto él como Ernesto Faílde, que regenta la carnicería de al lado, coinciden que empezó subiendo mucho más el cerdo que la ternera. Faílde señala que «o porco subiu moitísimo e a costela de porco en tiras chegou a dez euros en quilo, máis cara que o becerro». Eso hizo que algún cliente llegara a preguntar a recibir la nota de la compra al carnicero «¿non te equivocarías?». Por esas cosas del mercado que cuestan de entender, explica Otero, «a panceta, ou o que ven sendo o touciño de toda a vida, costa máis que o xamón».

En la plaza, los comerciantes cuentan que están intentando ajustar los precios lo más que pueden. En la pescadería señalan que los precios «van segundo vaia a lonxa» y en la Hortiña da Praza, Vanesa Vidueiros, cree que e freno de la escalada de precios pasa por hacer que se cumpla la Ley de la Cadena Alimentaria y reducir los intermediarios o el coste que suponen todos esos pasos intermedios porque los que más siguen sufriendo son los productores, que muchas veces no cubren ni costes.

En la pescadería El Italiano, Diego Baca, explica que « a xente vai agora a outro tipo de peixe máis barato como lirios, sardiñas ou xurelos, agora unha lubina é difícil de vender». La subida de gasóleo y, en este caso del hielo, también repercute de forma considerable en los gastos. Señala que «o xeo, o principio regalábanmo, logo empezou a custar a dous euros a caixa e agora xa está a cinco euros á caixa». A diario es mucha cantidad la que necesita. Baca cifra en «uns 1.400 euros os que me fan falta o mes para gasóleo e xeo». Los que más subió, apunta, «foi o chipirón e o peixe que leva unha elaboración previa como o fileteado; os que veñen directamente do mar non tanto».

En el mercado sabatino de Lalín, Ángeles Ceáns, señala que «aquí moitos dos clientes veñen e xa non preguntan o prezo». Buscan productos de huerta de proximidad y «xa levan o que lles cobres». Pese a ser de producción propia, Ángeles Ceáns, apunta que «intentamos coutar o prezo para poder competir» pero, como todos, sí oyen a diario las quejas de los vecinos por la escalada de la inflación.

La sequía también se dejó sentir y hay productos que escasean. Una es la lechuga. Vanesa Vidueiros señala que «houbo quen xa nin plantou e está habendo moi pouca produción». Los tomates, señala Ceáns, «son máis pequenos, houbo cousas que non se regaron a xe non se colleron, ou que mermaron por falta de auga; a verdura, por exemplo, precisa moita hidratación».

Manuel Coego: «Eu aos clientes enseñolles a factura do que me cobran a mín polas cousas para que vexan»

Manuel Coego Santos lleva muchos años detrás del mostrador de su frutería de las Galerías Colón en Lalín. Un comercio de proximidad por que el que cada día pasan numerosos vecinos. Manolo cree que la situación actual de los precios «é unha tolemia». Pesa, por un lado, la subida espectacular de los combustibles, que disparó el coste del transporte y repercute en los precios. Una escalada que se deja sentir, por ejemplo, en los plátanos que está pagando, apunta a casi el doble. Cuenta que «levas dúas ou tres cousas e xa son 20 euros». Manolo va enumerado uno por uno el precio de la mercancía que compra a diario y que está llegando a niveles nunca vistos y que alcanzan precios prohibitivos para una familia. Para él las frutas básicas en una cesta de la compra son plátanos, manzanas y peras pero incluso las variedades más corrientes ya suponen un desembolso considerable. En la tienda, los clientes se quejan de los precios pero, señala, que por mucho ajuste de márgenes que haga, que son cada vez más pequeños, no hay manera. Como ejemplo pone las lechugas que le venden «a 15 ou 16 euros a docena, cando o prezo normal eran cinco euros». Y eso que, apunta, «a veces veñen ás de arriba moi camperas e as de abaixo tes que acabar vendendo dúas por unha» El tomate del país, comenta, «o compro a 3,95 e o vendo a 4,5. Eu, os clientes enséñolles a factura para que vexan o que me cobran a mín.», explica. La sequía también ayudó a incrementar los precios con el funcionamiento de los sistemas de riego que gastan energía y una menor producción.