A cuatrocientos metros del futuro

Rocío García Martínez
rocío garcía A ESTRADA / LA VOZ

DEZA

Miguel souto

La aldea estradense de Piñeiro ha rejuvenecido con la llegada de nuevas familias con sed de rural, pero la falta de ADSL o fibra les complica la vida

10 ene 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Cuatrocientos metros no son mucho. El plusmarquista mundial es capaz de recorrerlos en 43 segundos. Y sin embargo a veces es la distancia que separa a una aldea del futuro. Sucede en Piñeiro, en la parroquia de Ribeira (A Estrada), y en decenas de núcleos rurales excluidos del despliegue de la red de fibra óptica.

En la aldea de Piñeiro, la última caja distribuidora de fibra óptica queda a más de cuatrocientos metros y la empresa titular de la red, Movistar, no está dispuesta a instalar otra para dar servicio a los vecinos que hay más allá del último poste. «Las casas situadas hacia un lado de la aldea tienen fibra óptica y las del otro lado también, pero nosotros hemos quedado en medio y no hay forma de que nos den servicio», explica Anne Lanevschi.

Anne es una veterinaria canadiense que ha vuelto a la tierra de su madre. Ha convertido la propiedad familiar —conocida como Finca da Condesa— en un centro de dinamización rural que ha generado varios puestos de trabajo. Produce arándanos, experimenta con diversos cultivos, cría perros de la raza pastor australiano en miniatura y es centro de acogida internacional de estudiantes y de formación no reglada, entre otras iniciativas. Es uno de esos ejemplos que abren una puerta a la esperanza frente a la galopante despoblación del rural.

El marido de Anne se llama Diederik Pietersma. Es de origen holandés y trabaja para una industria farmacéutica de Bélgica. Su posibilidad de teletrabajar es lo que le ha permitido a la familia instalarse en Galicia. Por fortuna, en A Estrada el proyecto A Estrada Dixital ha permitido dar cobertura inalámbrica de Internet a muchas zonas recónditas a las que nunca llegó siquiera el teléfono por cable. «Es una suerte poder tener algo, pero cuando hay lluvia, tormenta o mucha gente conectada a la vez da muchos problemas y no te garantiza que puedas trabajar. Cuando falla A Estrada Dixital, mi marido, aparte de su móvil, tiene otra tarjeta SIM y va tirando con el router, pero a veces va lento. Él tiene la suerte de que le permiten conectarse a las reuniones por teléfono, pero alguien que necesite la videollamada para teletrabajar ya no podría», explica Anne.

Coche en lugar de WeTransfer

«Yo misma, al poco tiempo de llegar, intenté ofrecer formación on line en temas de veterinaria, pero no era operativo. Podía colgar vídeos, pero nada en tiempo real. Ahora eso lo dejé pero también lo tengo complicado para seguir formándome yo. Igual pago un curso y justo a esa hora no puedo entrar. Y en mi trabajo también tengo problemas. El otro día quise mandar un clip para las redes sociales sobre un taller de didjeridoo que vamos a hacer en la finca. Era un vídeo poco pesado, de tres megas, pero fue imposible enviarlo por WeTransfer. Al final, tuve que coger el coche y llevarlo en USB a la persona que lo iba a subir», comenta.

Ni pagando los postes

La familia ha intentado de todo para conseguir la llegada de la fibra a la aldea. «La primera petición a Movistar fue en el 2019. Siempre ocurre lo mismo. Lo consultan y dicen que hay cobertura en esa zona, luego mandan un técnico y a veces incluso fijan fecha de instalación, pero al final dicen que no es posbile. Si hablas con Vodafone o con otros operadores te dicen que no pueden porque la línea es de Movistar. No sé ni cuántas veces lo solicitamos. Después de la décima dejé de contar. Hasta nos ofrecimos a pagar entre todos los interesados los postes que hacen falta para llegar a nuestras casas y la caja distribuidora de fibra óptica, pero tampoco aceptan esta opción», lamenta. «Quieren que la gente se venga al rural, pero hoy en día las comunicaciones son una necesidad básica», dice.

El consuelo del servicio local con conexión por wifi

Los cuatrocientos metros que separan las casas de Piñeiro de los postes a donde llega la fibra óptica hacen imposible que los afectados puedan disponer de un servicio de Internet estable y rápido. Aunque pueden recibir y enviar correos electrónicos, no pueden ver vídeos, hacer videollamadas o conectarse a servicios de televisión por Internet. La conexión por wifi de A Estrada Dixital cubre sus mínimas necesidades, pero imposibilita el uso de muchas aplicaciones o de funciones tan básicas en las redes sociales como subir vídeos o ver los que han colgado sus contactos. La ingente oferta de ocio de proveedores de servicios como HBO, Netflix o Disney+ están solo a unos metros de sus casas, pero están a mucha más distancia de sus televisores. Aún así, en cierto modo son privilegiados. Hay muchas casas a donde Internet no llega ni por wifi. Y eso que, a veces, hasta pasa la fibra por delante.

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José Botana y familia: «¿Volver ao rural? O meu fillo ten que marchar para poder estudar»

Por supuesto, los inconvenientes no solo afectan a los recién llegados. José Botana y su familia también los sufren. «Hoxe Internet faiche falta para todo. Na familia temos unha taberna rústica e unha explotación gandeira. Para dar de alta ou de baixa un becerro xa tes que usar Internet e a veces quédase colgado», cuenta. «A Estrada Dixital fai o que pode, pero somos moitos usuarios...», dice. «¿Volver ao rural? É ao revés, o meu fillo ten que marchar para poder estudar. Estuda en Ourense. Veu en Noiteboa, voltou despois para rematar uns traballos e dou positivo a compañeira de piso e xa non puido volver para Fin de Ano», comenta.

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Anneke Koning y Diego Reimóndez: «Si los dos tenemos videoconferencia a la vez uno tiene que irse a otro lado»

Anneke Koning y Diego Reimóndez también sufren los inconvenientes de la falta de fibra o ADSL. Agradecen el servicio inalámbrico de A Estrada Dixital, pero no es suficiente para sus quehaceres. Él es originario de San Miguel de Castro pero se crió en Estados Unidos. Ahora ha regresado a A Estrada y se ha instalado con su novia, Anneke, en una preciosa casa rural alquilada en Ribeira. Diego trabaja en el diseño de bosques y compagina la labor de campo con el teletrabajo. Anneke, que es holandesa, está terminando su doctorado en Criminología en la Universidad de Leiden. «Si los dos tenemos videoconferencia, uno tiene que irse a otro lado», explica Diego.

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Jordi Amoedo: «Me vine buscando tranquilidad, pero me siento un poco aislado»

Jordi Amoedo es técnico de gestión energética. Vivía en Barcelona hasta hace año y medio. La empresa en la que trabajaba se llevó su departamente a Chile. Entre eso y la pandemia Jordi sintió que era el momento de mirar a la aldea. Se instaló en Ribeira (A Estrada), de donde es originaria su madre, Magadalena Picallo. Encontró trabajo enseguida. La empresa le ofrecía la posibilidad de teletrabajar, pero no pudo porque sin ADSL ni fibra no es operativo. «Buscaba tranquilidad y calidad de vida, pero a veces me siento un poco aislado. Aquí no puedes hacer videollamadas sin que se corte ni ver series de Netflix y la verdad es que lo echo de menos», confiesa.