Brea Colmeiro retrató a la musa de Romero de Torres

Javier Benito
Javier Benito LALÍN / LA VOZ

DEZA

E CUIÑA

02 oct 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Sus ojos vivaces, su locuacidad inteligente y su pasión por la vida y el arte desmienten los años de José Brea Colmeiro (Lamela, 1936). El pintor silledense mantiene un espíritu joven y creativo, siempre dispuesto a plasmar nuevos rincones en sus lienzos y cuadernos. En días pasados disfrutaba de sendos viajes a su tierra natal. Aprovechaba para compartir mesa y mantel con sus amigos pero también para acercarse al Versalles gallego. Allí pasó bastantes horas entre esbozos y dibujos antes de plasmar con óleos el Pazo de Oca y sus jardines.

Brea Colmeiro figura en la larga nómina de pintores dezanos de prestigio. Desde pequeño parecía estar trazado un camino con numerosos hitos, desde haber sido alumno de Antonio López, con quien comparte amistad, al igual que con Laxeiro o su primo Manuel Colmeiro. Pontevedra acogía la primera exposición del artista de Lamela en 1969, con 32 obras, aunque antes ya había obtenido en 1968 una de las becas de la Fundación Rodríguez Acosta, que le llevó hasta Granada. Y en 1972 posó para él, plasmándola en un retrato de juventud, quien fuera misa de uno de los grandes de la pintura española, Romero de Torres. Y sí, esa mujer era la popular protagonista de los billetes de 100 pesetas.

Residente en Salamanca, donde se afincó y ejerció de catedrático de Dibujo en el instituto Torrente Ballester, Brea Colmeiro cuenta con una dilatada trayectoria desde que estudió Bellas Artes en Madrid. Allí fue alumno de Antonio López, de composición y colorido. ¿Su nota? Matrícula de honor de quien brilla con luz propia entre los pintores realistas de nuestro país. Bromea el silledense en que él al menos tarda menos en acabar sus obras que el universal y cotizado López.

La capital madrileña también sirvió de escenario para conocer e iniciar un camino de amistad con dos grandes de la pintura dezana y gallega. A Manuel Colmeiro le conoció en la galería Biosca, después de que Sevillano le transmitiese que quería verle. «Primo, siéntate aquí, me dijo y me dedicó el catálogo de la muestra», apunta Brea Colmeiro. Corría mediados de los sesenta. Pero además se puso a seguir el árbol genealógico para comprobar que eran parientes. Y, curiosidades del destino, en el mismo espacio expositivo también conoció a Laxeiro, de quien ya por entonces coleccionaba recortes de prensa de sus exposiciones, al igual que de Colmeiro y otros pintores. Era 1968 Laxeiro le dedicó uno de sus dibujos exprés, con dedicatoria incluida.

Al artista lalinense, de quien se cumplen 25 años de su muerte, le vio en más ocasiones. Por ejemplo en 1990 en O Grove, donde incluso le hizo un retrato dedicado que gustó mucho a Laxeiro. Son algunas de las anécdotas que jalonan la larga vida de José Brea, con premios como un segundo puesto en el quinto concurso exposición nacional de pintura de 1976, donde participaban los primeros espadas del país. Solidario, en 1974 donó dos obras para una subasta en Madrid con el fin de ayudar a los damnificados por unas inundaciones en Sevilla. También donó un retrato del astrónomo Ramón María Aller tras su exposición del 2014 en Lalín.