Los fotógrafos recuperan el trabajo con bodas a medio gas

Rocío Perez Ramos
Rocío Ramos LALÍN / LA VOZ

DEZA

Miguel souto

Los encargos mantienen formato con menos imágenes por la reducción de invitados

13 jul 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Para los fotógrafos profesionales el año pasado fue un año perdido en el que el trabajo se limitó, sobre todo, a reportajes de estudio y a fotos de carné. Eso supuso un recorte importante de ingresos para los autónomos que operan en la zona. Más teniendo en cuenta que hubo meses a lo largo de la pandemia que las restricciones de movilidad y la situación sanitaria mantenían a la mayoría de la ciudadanía recluida en casa.

En el mes de junio, apuntan, se empezó a recuperar el ritmo y empezaron a crecer los encargos. Tania Cuíña, del estudio silledense de Vacaloura, explica que «se me puidera multiplicar por cinco, faríame falta». La misma opinión expresan otros profesionales de la zona. En esta época los eventos mayoritarios están siendo comuniones y bautizos. La diferencia de antes de la pandemia es que ahora las comuniones se hacen de forma individualizada niño por niño o por parejas y quedan muy lejos aquellos reportajes en las iglesias para 40 pequeños y sus familias.

Los sacerdotes están facilitando a las familias la elección de las fechas y hasta los horarios. Las celebraciones se concentran en sábados y domingos, de aquí a finales de septiembre. Para los curas eso supone, en algunos casos un sin parar de misas y, para los fotógrafos, un aumento de los encargos en distintas iglesias, en muchos casos en los templos de pequeñas parroquias que a la familia le resulta más tranquilos y más acogedores dada la reducción en el número de invitados.

Otro factor a tener en cuenta es que si antes todo este tipo de eventos se encargaba con mucha antelación, ahora se espera casi a última hora por miedo a que la situación sanitaria cambie por culpa del covid.

Las bodas, en cambio, apuntan en la zona, aún están a medio gas. Mar García del estudio de Toño Seijas en Lalín y Tania Cuíña coinciden en que muchas bodas previstas para el 2020 ya se aplazaron varias veces, la última para el 2022. Otras aún están aplazadas sin fecha.

La reducción de invitados aún está latente en los eventos que se organizan en la zona. Explican que aunque hay bodas que llegan al centenar de invitados, muchas de las comuniones y bautizos se limitan a la familia más cercana.

La reducción en el número de invitados tiene también un efecto en los reportajes, que acababan requiriendo menos fotos, porque no es lo mismo sacar las imágenes en un evento con 100 invitados que con 20. En ambos estudios coinciden que hace años que la demanda es de fotografías más naturales y cada vez los clientes buscan imágenes diferentes.

En estos meses se están celebrando las Primeras Comuniones de este año y las del año pasado. Lo mismo pasa en algunos casos con los bautizos que quedaron pendientes por lo que en algún caso, el bebé ya va andando a la celebración.

En el caso de las bodas, este tipo de eventos está aún a medio gas y muchas están fijadas para más adelante, para agosto y septiembre. Son, sobre todo, algunas aún pendientes del pasado año, pero hay quien quiere seguir esperando.

Balones, instrumentos y mascotas forman parte de los reportajes

Cuentan los fotógrafos que en los reportajes de Comunión previos a la ceremonia suele haber en muchos casos un balón. Las aficiones de los niños y sus mascotas tienen su reflejo en las imágenes y eso hace que en la zona, con tanta afición y estudio musical, los reportajes estén salpicados de todo tipo de instrumentos.

Lo mismo pasa con las mascotas. Eso supone compartir cámara con gatos, perros y , en algunos casos, hasta un caballo.

El mes de junio ya estuvo plagado de comuniones y uno de los problemas a los que se enfrentaron los fotógrafos fue al del tiempo. Tantos días de lluvia pasaron factura y no fue fácil encajar días y horas con un cielo y una luz adecuada para la realización de los reportajes fotográficos. La ventaja es que este año la temporada se alarga.

Reportajes en playas, espacios naturales y hasta en Oporto

La pandemia no varía el formato de los encargos fotográficos que se mantienen como antes. En el caso de las bodas, son habituales los de pre-boda, boda y post-boda. Los primeros son un reportaje de la pareja, vestidos de calle, en algún especial para la pareja. A estos se une el reportaje de la ceremonia y del banquete y la post-boda, muchas veces a la vuelta de la luna de miel, es el reportaje que antes se hacía mientras los invitados iban dando cuenta delos aperitivos y que ahora se pospone para hacerlo con calma. Los novios se vuelven a poner los trajes y eso permite a los profesionales hacer su trabajo sin las prisas propias del día de la boda, buscando la mejor luz o el mejor lugar para realizar las fotos.

Hay gustos para todos y en la zona apuntan que, los del interior suelen querer las fotos en la playa; los que son de fuera buscan espacios verdes y monte. Tanto Mar García como Tania Cuíña explican que se desplazan a la ciudad o sitio que elijan los clientes. En un caso, Cuíña fue a realizar un reportaje a Oporto a unos novios de Asturias con un vínculo especial con la ciudad. . Entre los lugares recurrentes están las cataratas de O Toxa, el Mosteiro de Carboeiro y su entorno, los jardines de pazos y restaurantes, las carballeiras y hasta hubo quien eligió una finca de alpacas como escenario.