Las placas solares se multiplican en la zona para huir de la tiranía eléctrica

Rocío García Martínez
rocío garcía A ESTRADA, LALÍN / LA VOZ

DEZA

miguel souto

La demanda ha ido creciendo en los últimos años, aunque lastrada por el elevado coste de las instalaciones y la escasez de las ayudas oficiales

18 jun 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

A la vista de la subida meteórica del precio de la electricidad a más de uno se le ha pasado por la cabeza la utopía de la autosuficiencia. Según explican las empresas locales que se dedican al negocio de la energía solar, el interés por las instalaciones domésticas de este tipo experimenta un importante crecimiento cada año, aunque no acaba de despegar por el elevado coste que suponen y la escasez de ayudas oficiales.

Según indica Javier Mato, de la empresa lalinense Formatesa, el Inega lanza cada año una convocatoria de ayudas que resultan claramente insuficientes. «Ponen un tope de 4.000 euros por instalación para llegar al máximo de personas posible, pero, aún así, las ayudas se agotan el primer día. Este año se abrió la convocatoria el 3 de marzo y se cierra el 1 de julio, pero se presenta todo por Internet y los fondos volaron ya el primer día», comenta.

Baterías demasiado caras

Mato constata que el coste de una instalación sigue siendo demasiado elevado. «Para una vivienda media, el precio de las placas, con baterías e instalación incluida puede rondar los 12.000 euros», dice. El empresario explica que las instalaciones sin acumulador resultan mucho más baratas, pero menos útiles. «Con baterías puedes llegar incluso a bajar la potencia contratada al mínimo, manteniéndola solo para cargar las baterías, y ahorrar hasta un 60 o 70 % en la factura, si tienes la instalación bien planificada y te lo montas bien. Sin baterías, en cambio, puedes ahorrar algo más en verano si estás en casa o si programas los electrodomésticos, pero sino el ahorro puede ser del 20 %», calcula.

Según el responsable de Formatesa, la mayor demanda de instalaciones solares para particulares está vinculada a asuntos muy concretos. «Se piden placas para el motor del pozo, o para la calefacción, para ayudar a la caldera de gasoil con el termo eléctrico... Ese tipo de cosas», dice.

«Muchos creen que con una placa te desconectas de Naturgy para siempre. Pero desconectarse del todo es difícil y caro. Y poner la energía sobrante en el mercado tampoco es fácil. Hay gente que desiste cuando ve el papeleo que hace falta. Es mucha tramitación. Se necesitan avales bancarios, poner otro contador...», comenta.

Pese a la tendencia al alza del sector, la brutal subida del recibo todavía no se ha visto traducida en más interés local por las placas solares. «La gente de momento debe estar en shock. O entretenida con las cortinas de humo de la tele», bromea Mato. La misma sensación tiene el empresario estradense José Luis Terceiro, de la firma Terca. «Non se notou nada. Ata que cheguen os primeiros recibos...», dice. No obstante, también subraya el creciente interés por la energía solar. «Na Estrada fixemos dúas instalacións o ano pasado e este ano temos oito», explica al tiempo que indica que la energía solar es especialmente interesante en granjas, con grandes consumos diurnos por sus procesos.

Inversión irrecuperable

Según Terceiro, una vivienda autónoma energéticamente no sería económicamente interesante. «Non recuperarías a inversión na vida porque os acumuladores da corrente que se xera durante o día de momento son moi caros, voluminosos e pesados e teñen moito mantemento», dice Terceiro, que calcula que, en una instalación sin acumuladores, el ahorro puede rondar el 30%. La esperanza es la evolución y el abaratamiento de las baterías, un asunto que se está investigando en relación con los vehículos eléctricos.