Aurelio Ángel Romero Barbero es uno de los escasos estradenses que pilota un coche eléctrico. Vive en Callobre y hace ya cinco años que se compró un Opel Ampera de segunda mano que le costó unos 18.000 euros. «Es un vehículo eléctrico de autonomía extendida, es decir, funciona siempre con tracción eléctrica pero tiene un motor de gasolina que cuando se acaba la batería alimenta el motor eléctrico», explica.
«Cuando lo compré buscaba un coche eléctrico por cuestiones de coste y ecología, pero entonces todavía había menos puntos donde recargar que ahora, así que busqué una opción que no me dejara tirado», cuenta el propietario.
El vehículo tiene 65 kilómetros de autonomía, pero se ajusta a las necesidades de la familia. «Lo compramos sobre todo pensando en mi esposa, que en el día a día se mueve por A Estrada, con algún viaje a Santiago a lo sumo», explica Aurelio.
La familia está encantada con su compra. Según comenta Aurelio, la autonomía extendida le permite, además del uso diario, hacer viajes más largos de fin de semana con cierta libertad. «Hace poco fuimos a ver las pallozas al Cebreiro. Si el coche no fuese de autonomía extendida, tendríamos que haber planificado muy bien el viaje en función de las posibilidades de carga», apunta.
Según explica Aurelio, la adquisición de este vehículo le ha permitido a la familia ahorrar un 60 % en combustible.
En su caso, además, tienen una ventaja añadida, ya que disponen de una vivienda con paneles solares. «Mi coche es de carga lenta. Tarda en cargar unas ocho horas. En invierno lo cargo de noche, comprando energía, pero en verano lo puedo cargar de día con la electricidad que me sobra de los paneles», explica.
El estradense recomienda a todo el mundo un coche eléctrico, aunque advierte de complicaciones no por el vehículo, sino por la falta de adecuación del sistema. «Faltan puntos de recarga y habría que unificar las tarjetas y equilibrar las tarifas. En cada punto tienes que utilizar una tarjeta diferente y en las tarifas no puede ser que haya tanta diferencia. A veces es el doble. La gente también tiene que concienciarse, porque hay pocos puntos de carga y a veces los encuentras inutilizados porque aparcó un coche que no lo necesita. La administración debería fomentar la instalación de puntos de carga, en algún poste del alumbrado, por ejemplo, y agilizar la tramitación, que incluso para los puntos domésticos es lenta», explica.
«Nuestra casa está diseñada para ser casi emisión cero»
El compromiso de Aurelio Ángel Romero con el medio no nació cuando decidió comprarse un vehículo eléctrico. Fue más bien a la inversa. Cuando cambió de coche ya había restaurado su casa de Callobre buscando la máxima autosuficiencia y la mínima contaminación. «Es una casa diseñada no para ser de emisión cero, pero casi», dice.
El estradense investigó mucho en materiales y sistemas antes de restaurar la vivienda, que cuenta con 18 paneles solares (5,4 kilovatios instalados), bomba de calor, suelo radiante e innovadores sistemas de aislamiento. El piso está suspendido sobre una cámara de aire a 30 centímetros del suelo, las paredes tienen 10 centímetros de aislante y un material habitual en los países nórdicos rompe el puente térmico y bloquea la humedad por capilaridad. «No tengo humedad en ningún sitio», dice. En una casa de piedra, y estando en Galicia, es casi un sueño.