El cierre interior de la hostelería y el auge del terraceo aúpan el negocio de las carpas

Rocío García Martínez
ROCÍO GARCÍA A ESTRADA / LA VOZ

DEZA

E CUIÑA

El grupo estradense Valenciaga ha notado un repunte en la demanda que ayuda a sobrellevar la drástica caída en el sector de los eventos sociales

17 ene 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Es tiempo de terrazas. La temperatura no ayuda, pero las circunstancias mandan. En 60 concellos se ha aplicado el nivel máximo de restricciones, que implica el cierre de toda la hostelería en interiores pero permite el aprovechamiento de terrazas al 50 %. En Galicia, no es un gran consuelo, pero muchos hosteleros están dispuestos a intentar sobrevivir conjugando el terraceo y el take away o el reparto a domicilio.

Con el invierno metido en los huesos, una terraza a la intemperie da poco juego. Por eso se ha notado un repunte en el negocio de las carpas. Por eso y porque ya desde que el virus ha desembarcado cada vez más clientes huyen de los espacios cerrados y buscan que corra el aire siempre.

Lo cuenta el estradense Óscar Rivas, un joven emprendedor que a sus treinta años -el martes cumplirá 31- lleva las riendas de un grupo empresarial con cinco negocios en marcha: Valenciaga Catering, A Fonte Valenciaga, AlquiGalicia, Carpas Galicia y Finca Segade.

«Notamos un incremento na demanda de aluguer de carpas desde hai meses. Os bares queren ter espazos exteriores porque a xente os pide», explica Óscar. «Agora, o peche da hostalería en interiores en moitos concellos tamén se nota. Nós as últimas carpas que montamos foron en Cuntis: no Río Chico, no Don Manuel e no Iowa», cuenta. «Alugamos a carpa, montámola e ímola tensar unha vez á semana. Ofrecemos tamén calefactores de gas, mesas e sillas para quen os necesite. O cliente só ten que poñer o espazo. O custe é de 350 euros ao mes máis a montaxe, por unha carpa de 10 x 5 metros. Case a prezo de custe porque hai que botar unha man», dice.

A Óscar el sector de la hostelería le ha llamado desde que era un crío. Con 14 años trabajó de camarero en una pulpería y con 17 montó su propio pub en A Estrada, Valenciaga. Después probó suerte con el Gastrobar Valenciaga y al final se decantó por el cáterin, con el que encontró un nicho con el que fue creciendo hasta crear un grupo empresarial que llegó a tener 40 personas en plantilla, contando los extras. «En nómina había doce, pero tivemos que facer tres despidos e poñer a dúas persoas en ERTE. De alta están sete persoas, pero só unha con xornada completa, o resto cun ERTE parcial», explica. «Non nos podemos queixar vendo o que hai. Co tema do aire libre aínda fomos traballando no verán, pero eventos pequenos: o máis grande de 80 persoas», dice.

Las carpas son precisamente uno de los negocios que permiten que el grupo siga funcionando. «Carpas Galicia naceu pouco antes da crise, en outubro do 2019. Montámola porque na empresa de cáterin nos ía moi ben, pero a veces tiñamos que deixar de facer eventos porque as empresas de carpas non tiñan carpas para alugarnos. Despois de perder de facer algunhas vodas decidimos arriscarnos e saiu ben», explica el empresario. Ahora la empresa dispone de carpas propias para sus eventos y para alquilar. El grupo incluye además la firma AlquiGalicia, de alquiler de todo tipo de material para hostelería y eventos. «Agora está moi parada, claro. O 14 de marzo do ano pasado tiñamos contratado un evento en O Pino para 2.000 persoas, pero suspendeuse todo», lamenta.

Emprender pese al covid

Además de las carpas, la otra actividad que le está dando alegrías a Óscar y su equipo es la parrillada A Fonte Valenciaga, en Piñeiro (Silleda). «O servizo de telepulpo e telechurrasco a domicilio funciona moi ben», dice el empresario.

Pese a la delicada situación del sector, Óscar sigue emprendiendo. «Temos en mente apostar proximamente por un local de cafés e menú do día, que é o que está funcionando agora», cuenta. Lo suyo no es quedarse de brazos cruzados. Si hay covid, habrá que hacerle frente como sea.