Tres días entre Lusco e Fusco en Lalín

Rocío Perez Ramos
Rocío Ramos LALÍN / LA VOZ

DEZA

Cedida

Música, danza, clown y mucha fiesta para la segunda edición de un ciclo cultural con el Kilómetro 0 como escenario

21 abr 2019 . Actualizado a las 20:29 h.

Lalín será escenario los días 10, 11 y 12 de mayo de la segunda edición del ciclo Lusco e Fusco, un festival cultural que en esta ocasión promete música, danza, un espectáculo de clown y mucha fiesta. El espacio escénico se ubicará en el Kilómetro Cero, en la rúa Principal. El programa fue presentado ayer por la concejala de Cultura, Lara Rodríguez Peña, Cristina Fiaño, de la empresa Urdime, y muchas de sus protagonistas.

Las actuaciones, como indica el título de la iniciativa, darán comienzo al final de la tarde, de ahí lo de lusco e fusco que marca el atardecer. El día 10, a las 21.30 horas, el ciclo se abre con un espectáculo para todos los públicos de N+I-Circanelo de teatro gestual, danza, acrobacia a cargo de Alfredo Pérez Muíño. Este combina diferentes disciplinas con un registro de clown para crear una historia absurda sobre un artista que tiene la intención de presentar su espectáculo.

Su actuación será el preámbulo de la del grupo femenino Timparrantela, que tocará a las 22.00 horas. Esta formación ourensana está integrada por Olga Brañas, que realiza las composiciones, con letras de diferentes poetas gallos y arreglos musicales de Pedro y Pablo Pascual, de Marful. La banda la integran además de Olga Brañas (piano y pandereta), María Blando (violino), Olaia Rodríguez (clarinete), Olalla López (saxofón), Raquel Huete (tuba y bajo), Marta Figueiredo (percusión) y la voz de Lorena Sotelo. Su música conecta tanto con las músicas del mundo como con la tradición de la verbena y cuentan en los directos con la bailarina de danza del vientre, Tamara Sánchez Kallaikia Tribal.

Empoderamiento femenino

El día 11., la danza, abre la jornada con la puesta en escena de una parte de Ophelia, a cargo del grupo Kintsugi, a las 20.30 horas. La obra se inspira en el cuadro de John Everett Millais, que rescata a una Ophelia muerta (no siempre en sentido literal) que vuelve a la vida en una puesta en escena que habla del empoderamiento femenino. Beatriz Viñal y Sabela Sanromán, que forman parte de esta recién nacida compañía, explicaron que la integran seis bailarinas que se conocieron bailando y crearon este grupo tomando su nombre de la tradición japonesa de reparación con oro de la cerámica rota.

A ellas les sigue, a las 21.00 horas, la actuación de la Europejska Orquestra, integrada por siete músicos, entre los que se encuentra el lalinense Xocas Meijide, y que traen diez composiciones de Roberto Somoza que beben de la música tradicional de varios países europeos, muchos de ellos los balcánicos desde Bulgaria, Romanía, Moldavia, Ucraia o Polonia sin olvidar Galicia, España, Francia o Alemania. Piezas diferentes, pero bailables, apuntaba Xocas.

El día 12, la última jornada se abre con la puesta en escena de Voo, a cargo de la bailarina Ánxela Blanco, que ayer explicó la unión de la danza y la arquitectura en este espectáculo que cuenta con la arquitectura de Víctor González Echave, el acercamiento a la muñeira vella de Henrique Peón y el acompañamiento de producción y de la dirección artística de Caterina Vázquez. Será a las 20.30 horas. Después de esta actuación, a las 21.00 horas, le toca de nuevo turno a la música con una actuación del Cuarteto Caramuxo, que pese a su nombre es un sexteto formado por cuatro clarinetistas, un acordeonista y una percusionista que reinterpretan la música tradicional gallega desde una óptica contemporánea. Lo integran Patricia Cela, Marcos Padrón, Felipe Agell, Xoán Carlos Vázquez, Óscar Prieto y Fernando Abreu.