Más de 65.000 comensales de Cocido en Lalín a 21 grados

DEZA

La temperatura máxima no impidió que las potas echasen humo en la capital dezana para alimentar a miles de visitantes

24 feb 2019 . Actualizado a las 21:37 h.

Sesenta mil visitantes con sol y cuarenta mil cuando caen chuzos de punta. Esas son las cifras oficiales de asistencia al Cocido de Lalín. Sería imposible contarlos uno a uno, pero los termómetros han llegado a marcar hoy máximas de 21 grados y el bullicio en calles y restaurantes es incontestable. La organización ha cifrado la asistencia en 65.000 personas. Comensal arriba o abajo, varios miles han desembarcado en la capital dezana para hacerle frente al cocido con más fama de Galicia en una jornada completamente primaveral.

La jornada arrancó con un acto institucional en el que la parroquia de Doade recibió la distinción Aldea Singular en su cuarta edición. Lo recogió la alcaldesa de barrio, Amparo Blanco, que aprovechó para solicitar la declaración como Festa de Interese Turístico Galego para la Malla Tradicional. El conselleiro de Cultura, Román Rodríguez, recogió el guante, al tiempo que el alcalde de Lalín, Rafael Cuíña, prometió estar «á altura das circunstancias cunha parroquia que tanto merece o que está pedindo». Cuíña habló de las «potas que hoxe ferven con máis forza ca nunca no Deza» y de las «bacanales de adoración ao cocido» que se viven en cada casa y cada restaurante. Por su parte, la presidenta de la Diputación, Carmela Silva, se refirió a Doade como «un exemplo do futuro do rural, que pasa por ideas innovadoras que manteñan o noso patrimonio e identidade», reivindicó su 50% de mujer de aldea y se prestó a iniciar conversaciones para poner en valor el castro de Doade como motor del turismo sostenible y de calidad.

Los discursos institucionales dieron paso al pregón, a cargo del periodista Xabier Fortes. Comparó el cocido con la poción mágica de la aldea de Astérix y revivió sus juergas de los 18 en las fiestas de As Dores, con baño furtivo final en las piscinas municipales y una anfitriona que recibía en su casa a la pandilla con los brazos abiertos y la sensatez en la boca. «Os echan una cerilla y ardéis», les decía. Fortes empezó desgranando sus conexiones vitales a la capital gallega y acabó autoprocalamándose «embaixador plenipotenciario e encargado dos asuntos de Lalín en Pontevedra e en Madrid mentres alí me aturen». «Agora que está tan de moda iso de autoproclamarse presidente na rúa», justificó. Fortes se comprometió a defender Lalín y su cocido donde sea necesario y hasta a «rematar cada discurso cun 'Viva Lalín, con razón ou sin ela' ou, se mo permitides tamén, mellor aínda, cin 'Con razón viva Lalín'».

Rematado el pregón, el Entroido tomó las calles en un derroche de color e imaginación. En el concurso de carrozas se impuso la de la parroquia de Sello, recreando paso a paso el antiguo proceso de fabricación de tejas, desde la recogida del barro al secado de las piezas. Los siguientes puestos fueron, por este orden, para las de Cercio (Con la de Lalín, sobre el trabajo artesanal del lino), la de Cabaleiros de Lalín (O día a día no rural), la de Botos (Oficios e turismo rural) y la de A Xesta (A loita contra a vespa velutina), que sorprendió a todos con una mujer-avispa colgando de una grúa y sobrevolando el cielo de Lalín.