Unos Winter Urban Games en Lalín hechos por jóvenes para los jóvenes

Rocío Perez Ramos
Rocío Ramos LALÍN / LA VOZ

DEZA

miguel souto

En pabellón fue el escenario de una tarde de diversión en la que hubo parkour, grafitis, videojuegos y stakeboarding

07 ene 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

Desde unas calles antes, la música marcaba el itinerario hacia el pabellón lalinense. No hacía falta más que dejarse arrastrar. Una pancarta daba la bienvenida. Algunos tramos de pared del muro se empezaban a llenar de color de la mano de algunos grafiteros que espray en mano iban plasmando firmas e imágenes. En una sala anexa, un grupo vibraba con las partidas de videojuegos en línea. En ese momento tocaba un clásico, el FIFA, y no se oía ni una palabra mientras el balón y los jugadores iban corriendo por la pantalla del televisor.

Comité de bienvenida a la puerta, un escenario preparado para las competiciones y batallas de rap y, en la explanada del pabellón resonaban las acrobacias de los aficionados al monopatín y los saltos de los de parkour. Era el Winter Urban Games, un evento gratuito abierto a personas de todas las edades organizado, en colaboración con los monitores de Ocionautas, por un grupo de chicos y chicas que participaron en el curso Xfest que tuvo lugar en el Espazo Xove organizado por la concejalía de Cultura de Lalín.

A las 16.00 horas se abrieron las puertas y estaba previsto que las actividades se prolongasen hasta las 23.00 horas. Entre el público se encontraban abuelos que acudían a ver cómo sus nietos volaban sobre la pista, padres y madres, y pandillas de jóvenes llegados desde distintas partes de la comarca que aplaudían la iniciativa y echaban de menos eventos como este en más sitios.

Valoraban muy positivamente la posibilidad de pasar una tarde haciendo lo que les gusta y, sobre todo, que fuese gente de su edad la que llevara las riendas de la organización. En parkour, los más veteranos dieron clases a los más pequeños. Dos de esos alumnos fueron Ainara y Ramón, de nueve años. Ainara era la única chica y a los dos les brillaban los ojos cuando hablaban movimientos como pasavallas, el gato, el ladrón o pinchar (caer sobre las puntas de los pies). A ambos les gustaría que en los patios de los colegios hubiera elementos con los que practicar.

Un «mola mogollón» fue la opinión generalizada de estos juegos urbanos de invierno que Gabriel Lamas, de 11 años, que lleva cuatro meses de práctica ya espera que se repitan. De hecho, la organización ya está pensando en los de verano. Los juegos sirvieron para cruzar fronteras. A los aficionados lalinenses se unieron otros de Lugo, Santiago y A Estrada; al skateboarding se sumó gente de Portugal y Madrid y en rap se ultimaba la intervención de unos 16 chavales de Lalín, Silleda y hasta uno de Barcelona. El evento les permitió disfrutar de sus aficiones en un espacio común, del que no siempre disponen y que echan en falta. Fue también un escaparate donde mostrar a la familia y al público de lo que son capaces, sus habilidades y sus destrezas.