«Los 1.000 primeros días de vida condicionan la salud de adultos»

joel gómez SANTIAGO / LA VOZ

DEZA

PACO RODRÍGUEZ

Rosaura Leis dice que en el CHUS «vemos déficits de nutrientes en relación con dietas inadecuadas»

12 dic 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Rosaura Leis Trabazo, coordinadora de gastroenterología y nutrición pediátrica del Hospital Clínico y profesora de la USC, ofrecerá pautas para una correcta alimentación en los primeros mil días de vida el miércoles, desde las 20.00 horas, en la sede de Afundación (Rúa do Vilar, 19), en Charlas Saudables en Santiago, ciclo que organiza La Voz de Galicia. Esta estradense destaca la importancia de ese período inicial y cómo la alimentación cuenta desde el minuto uno de la concepción.

-¿Qué se debe saber sobre los primeros mil días de vida en cuanto a la alimentación?

-Destacar la importancia de la alimentación en esos mil primeros días, que incluyen desde el momento de la concepción al final del segundo año. Hoy sabemos que la alimentación de la madre durante el embarazo y la lactancia, y que cómo alimentamos y escogemos los productos que damos a nuestro hijo en ese período, van a ser fundamentales para prevenir enfermedades que causan morbilidad y muerte en la edad adulta. Estudios recientes evidencian incluso cómo la alimentación de la mujer en edad fértil es una ventana de oportunidad para la prevención a corto, medio y largo plazo.

-¿Por qué es una oportunidad para la salud en la edad adulta?

-Porque la alimentación, en este momento, deja una huella metabólica que va a condicionar de qué enferma el niño e incluso de qué enferma y muere el adulto. Condiciona el desarrollo de obesidad en edades posteriores, de hipertensión arterial, hipercolesterolemia, diabetes e incluso de algunos tipos de cáncer. Además, es el momento fundamental para adquirir unos estilos de vida saludables. Debemos trabajar para que el niño adquiera unos hábitos alimentarios adecuados, que va a mantener en su vida adulta.

-¿Hay que cambiar algo?

-Sí. Debemos retomar, volver a nuestra alimentación tradicional. Hoy es frecuente la presencia de importantes déficits nutricionales en la mujer embarazada y en la mujer que lacta, que debemos prevenir y/o tratar de forma adecuada. Debemos recuperar la lactancia materna, la leche de mujer es el principal alimento, el patrón de oro, el único en los primeros 6 meses de vida; y a partir de este momento introducir la alimentación complementaria; es decir, aquellos alimentos distintos de la leche, aunque esta continúe como alimento fundamental hasta el final del primer año.

-¿Y después del año?

-Al año de vida, el niño debe sentarse en la mesa familiar, con todos los alimentos introducidos, y con solo pequeños cambios como en la textura o troceado. La familia y el niño deben seguir las recomendaciones de la pirámide de alimentación saludable, en nuestro caso la dieta atlántica tradicional. Debemos recuperarla, mantener nuestra adherencia a ella.

-¿Cuáles son las principales características a destacar de la dieta atlántica?

-Comer a diario cereales, principalmente integrales, y además frutas, verduras, aceite de oliva y lácteos; consumir pescado tres veces a la semana, y excepcionalmente embutidos, bollería o productos ricos en sal, grasa saturada, ácidos grasos trans y azúcares añadidos. Los alimentos de nuestra dieta aportan, además de nutrientes, componentes bioactivos con efectos beneficiosos para la salud y el bienestar a corto, medio y largo plazo.

-¿Cómo se debe establecer la cantidad de comida necesaria para los niños?

-A partir del primer año el niño debe hacer una dieta saludable en cantidad, variada, diversificada y adecuada para su edad, sexo, actividad física y estado de salud general. Es importante seguir las recomendaciones del pediatra; y además que los padres se alimenten también bien.

«Muchas veces surge el problema cuando el niño se sienta a la mesa familiar»

Rosaura Leis insiste en la importancia para la salud infantil del control por sus pediatras: «El niño a veces acude a consulta no por estar enfermo, sino para comprobar que su crecimiento y desarrollo son adecuados; y son una oportunidad para que asesoren sobre estilos de vida saludables y alimentación», afirma.

-¿Influye la asistencia a escuelas infantiles más temprano?

-Eso ocurre cada vez más, pero la alimentación se debe mantener igual. Es posible seguir dando pecho aunque el niño vaya a la escuela infantil, e introducir la alimentación complementaria según indique el pediatra.

-¿Cómo ve la alimentación en menores que tratan en el hospital?

-Los últimos 20 años tratamos más enfermedades asociadas al sobrepeso y la obesidad: tensión arterial alta, colesterol elevado, déficit de vitamina D y resistencia a la insulina; o diabetes tipo 2. Y vemos otros déficits de nutrientes, como calcio, hierro, yodo y otros, en relación con dietas inadecuadas. De ahí la importancia de una buena alimentación.

-¿A qué atribuye que muchas familias no sigan una alimentación saludable?

-Los cambios en los estilos de vida, horarios, los avances tecnológicos han condicionado que la cesta de la compra esté marcada por la conveniencia; y que hayamos abandonado nuestra dieta atlántica, que es una buena guía para la alimentación del niño y del adulto. Vemos como, en el primer año, se siguen bien las indicaciones del pediatra, pero después muchas veces aparece el problema al incorporarse el niño a la mesa familiar, si la alimentación de esta no sigue los patrones de una alimentación saludable, pues disminuyen verduras y frutas, o no se toma pescado.