Historias del rico pasado del Pazo de Liñares con documentos inéditos

francisco rubia alejos LALÍN

DEZA

rober amado

El estudio aporta datos desde la pintura mural de un perro a la variada correspondencia que se conserva

30 jul 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Prosiguiendo con los trabajos en el archivo del pazo de Don Freán para sacar a la luz a Liñares de las tinieblas de su pasado, traemos nuevamente a estas páginas una pequeña nuestra más del tiempo ido. La investigación sobre el pazo de Liñares resulta ser como en un pozo sin fondo. Un manantial inagotable que dado su caudal es necesario ir abordando con perseverancia.

La serie de artículos que venimos publicando -siete con el presente- confiamos que sirvan para divulgar los valores de la mansión señorial dezana, y acrecentar a la postre los de sus históricos propietarios, los Señores de Taboada, que insuflaron vida al palacio hasta 1920, año en que se cierra definitivamente una etapa.

Pintura mural de un perro

Comenzaremos ampliando información sobre las pinturas murales existentes en el interior del pazo de un perro, que en su momento desvelamos se trataba de la mascota de los Taboada llamada Pistolas. Fueron realizadas como testimonio al fiel compañero

desaparecido. El interés de la familia Taboada por Pistolas queda reflejado en las cartas escritas desde Liñares por el personal de servicio al propietario del pazo, cuando residía en Madrid, o pasaba temporadas en Cambados, donde al final de las mismas siempre figuraba noticia del perrito, por lo regular con la frase Pistolas bueno.

Por razones tan obvias como es la presencia de estas pinturas en los muros de un Bien de Interés Cultural, creímos oportuno dar a conocer algo más sobre Pistolas, estableciendo en primer término la datación de las pinturas, que situamos en 1902, curiosamente más tardías de lo que en principio se pudiera pensar. Se sabe por la documentación manejada que a partir del 7 abril 1902 el perro dejó de existir, después de vivir en Liñares alrededor de una década.

En segundo término la pintura fue hecha por fotografía. La cámara utilizada era formato 12 x 9 en placa de vidrio, presumiblemente perteneciente a don Carlos Taboada Rada. Pese al acusado deterioro de la fotografía, hallada recientemente, se puede apreciar el cojín donde está sentado, el collar y la traílla con su mosquetón.

Consultado a un profesional experto canino a qué raza podía pertenecer Pistolas, parece que se trata de un perro de aguas de la época. Esta fotografía la mostramos como elemento consustancial a la obra pictórica, y como aportación al apartado gráfico del historial de esta casa señorial lalinense.

Viaje por los Pirineos franceses

Haciendo uso de las fuentes citadas al comienzo, mostramos una pincelada del apartado dedicado a los viajes de la familia Taboada realizados por el extranjero, y sacamos a la luz el Diario de un viaje por los Pirineos franceses en el s. XIX (álbum manuscrito encuadernado a la holandesa con lomo de cuero, compuesto de diez folios y medio, que hacen 22 páginas).

En algunos capítulos de este diario aparecen descritas situaciones dignas de destacar, que ayudan a desvelar la condición y bagaje humano del viajero de Prado, allá donde fuere. Diferentes aspectos de este carisma de los Taboada fueron resaltados en fuentes impresas, como en el libro de Salgado Toimil, El Corpiño, editado en 1929, cuando al referirse a esta distinguida familia elogia su inagotable caridad con el necesitado.

Seleccionamos en este sentido un par de fragmentos del viaje, donde se recoge la sensibilidad del ilustre dezano. Literalmente dice de su puño: «…La Raillére está a una media legua, francesa, de Cauterets y los que van a tomar baños o a beber el agua, son conducidos en sillas de manos. Se deja de ser humano, preciso es convenir que el golpe de vista se magnifica en ir de camino a la vez 25 o 30 sillas de manos, todas iguales, todas conducidas con la misma regularidad, sorprende, pero yo confieso que esto me hizo una triste impresión, ver a los hombres, el oficio

reservado a los animales, ver así deyendado el nombre, del hombre, que Dios hizo a su imagen, cuan triste es ¡O poder del oro! Y cuan en él debe ser a estos infelices humillar hasta ese grado lo digno de seres humanos; cuando veía conducir una mujer hermosa, una inocente niña, entonces mi sentimiento no era tan horrible, pero al ver jóvenes robustos Lions barbudos entonces casi tenía en mi alma igual cabida, la cólera y el dolor».

Conviene llamar la atención sobre el establecimiento balneario de La Raillère, por haber consagrado a Cauterets como «estación para la garganta»; por su buvettes con grifo, treinta y ocho bañeras, puesto de bebida y sala de gargarismo para alrededor de trescientas personas a la vez. Además de gozar las aguas desde tiempo inmemorial de gran reputación. En las Termas de La Raillère (39º centígrados) se recibía anualmente a los sementales enfermos de las yeguadas del Mediodía, que mandaban los veterinarios para que tomasen las aguas, lo que demuestra todo el valor del tratamiento de crenoterapia de este balneario, que ofrece el valor añadido de la influencia de su clima de altura.

Retomando el diario, más adelante vuelve a hacer un juicio crítico de una nueva situación de la sociedad francesa decimonónica. (…) «Hoy estuvimos en la sala Cercle. Allí se reúnen diariamente, y a todas horas, la sociedad fraccionable (…) Para disfrutar de todo esto no hay más, si uno que sea el jefe de la familia, se suscriba -cuesta la suscripción 10 francos- si son señoras solas, nada pagan, y a pesar de esto, la sociedad es siempre escogida. En Francia la sociedad no gusta de igualarse, cada cual busca la suya, y esta es la razón por la cual, sin intención, se ve siempre las clases separadas».

Carta del obispo de Lugo a Emilia Pardo Bazán

Entre los diferentes apartados de la correspondencia conservada, con «Índice de cartas que escribí» de las que el señor Taboada solía guardar en muchos casos copia, cabe citar la sección compuesta por «cartas-guardadas», de diversa procedencia y temática. A continuación pasamos a exponer someramente algunas.

La relación de amistad de los Taboada de Liñares con la insigne escritora Emilia Pardo Bazán fue notoria. Entre las cartas guardadas por Don Carlos Taboada mostramos una escrita por el Obispo de Lugo en 1893 dando contestación a la condesa de Pardo Bazán a una recomendación que le solicita, que intuimos debió ser un favor pedido a la condesa por el dueño de Liñares para un vecino de Gresande.

Según diversos investigadores, entre los que se encuentra González Herrán, catedrático de Historia de la Literatura de la Universidad de Santiago, el valor de esta carta, «más que por su contenido, está en su rareza: son escasísimas las conservadas o publicadas entre las dirigidas a ella, pues la colección epistolar que había en el mal llamado pazo de Meirás fue destruida» a partir de 1940.

«Obispado de Lugo/Particular/ Oct., 3/93 // Excma. Sra. Dª. Emilia Pardo Bazán/¡Con cuanta delicadeza sabe V. hacer sus recomendaciones, de manera que se manifieste el vivísimo interés de complacer al amigo, sin desconocer lo vidrioso y grave del cargo del Obispo al conferir el cuidado de las almas! // Para todo es una gran cosa el talento, menos cuando se emplea en discurrir el modo de pasar muchas veces por Lugo y seguir de largo. // Aunque casi siempre que recibo cartas de recomendación tengo el disgusto de contestar dibujando la famosa planta cucurbitácea, esta vez a poco que se ayuda el interesado, paréceme que no ha de resultar V. desairada. // Encargue V. pues, que el de Gresande haga por su parte lo que le corresponda y prometo, si lo cumple, que por la mía no ha de quedar. // Los más afectuosos recuerdos a la Mamá. // Siempre afectuoso y agradecido a. y SS. que la bendice. // Fr. Gregorio Marín, Obispo».

Diario de Cesáreo

Son cartas escritas desde La Coruña por Cesáreo (ignoramos apellido) que se inician el 17 de agosto de 1872 y finalizan el 11 de septiembre del mismo año, dirigidas a D. Carlos Taboada Rada residente en estas fechas en Santiago de Compostela.

Del remitente sabemos que era asiduo a la «Tertulia progresista de La Coruña», y había sido recaudador «… acostumbrado a vivir antes lleno de zozobras con la recaudación, me parece que ahora no tengo responsabilidad, y el trabajo aunque sea de más sujeción, es de más fácil desempeño».

En esta correspondencia se recogen los preparativos para recibir la visita del rey de España D. Amadeo I de Saboya a La Coruña, prevista su entrada el día 9, dando cuenta de su desarrollo con llamativos detalles.

En el contenido general figuran intrigas políticas de conocidos personajes; pormenores curiosos de lugares, establecimientos, restaurantes y fábricas de la ciudad; actuaciones teatrales; interesantes noticias de urbanismo «… se está abriendo una calle en la Puerta de la Torre de Abajo para que una los Cantones con Sarás, a cuyo efecto se derribará la muralla (…) la que hicieron en la Torre de Arriba hermosea mucho la salida del pueblo»; un fuerte temporal del sur, que abatió los árboles del «nuevo paseo del relleno» oficialmente denominado de Méndez Núñez, donde acababa de instalarse luz eléctrica; llegada al puerto de la fragata Victoria. En la carta fechada en 24-VIII-1872 encontramos noticia del parque móvil de la ciudad «Poco a poco se va generalizando el uso del coche entre estos coruñeses, pues ya pasan de 30 los que lo tienen». Y en la última descuella la despedida a su amigo, el Sr. Taboada: «No le deseo que llegue a ser ministro, porque en aquel puesto se desacreditan todos los hombres que valen algo, y yo quiero que sobre mis amigos caigan muchos miles de pesos, pero ni una unidad de descrédito».

Fuentes epistolares de Liñares permiten abordar la lactancia con amas de cría en el siglo XIX

El Señor de Liñares acostumbraba a guardar noticias curiosas y variopintas, que despertaban su curiosidad. Entre los documentos impresos pertenecientes a recortes de prensa llama la atención el cambio drástico cometido con los libros, vendidos al peso como si fuesen toallas en el país vecino. Dice el Diario Oficial de Avisos de Madrid, Num. 22.995, Año de 1850.

Gran venta de libros al peso «La escasez de género hacía que en el siglo pasado se tuviese por indecorosa esta manera de vender la mercancía que hoy anunciamos. Los que se acerquen a examinar los títulos de las obras que ponemos a la venta, verán que se les ofrece una brillante ocasión de adquirir por poco precio una biblioteca escogida, en la que se hallan reunidos todos los conocimientos humanos. Los precios son los siguientes. Novelas, cuentos y anécdotas, a 80 reales arroba; Viajes a 60; Historia a 40; Poesía a 20; Educación a 10; Ciencias a 5. Los libros en latín se darán gratis, a los que compren más de dos arrobas de los otros». (1 arroba equivalía a 11, 50 kilos).

Lactancia con ama de cría

Desde antiguo se conocía que el alimento más natural y apropiado para el niño durante el periodo de la lactancia era la leche de su propia madre. Únicamente cuando existían determinadas contradicciones, que impedían a la progenitora lactar a su propio hijo, se recurrirá al mejor sucedáneo conocido, que era mediante la leche de un ama de cría o nodriza.

La lactancia mediante amas que amamantan a criaturas que no son hijos suyos, fue conocida en el pasado por «lactancia mercenaria», término utilizado en los antiguos libros de obstetricia. Por su singularidad y durabilidad en el tiempo, hasta la aparición de las leches artificiales a mediados del siglo XX, merece le dediquemos un apartado, para que al menos exista constancia escrita de esta actividad en el s. XIX en Deza, y pueda servir de puerta abierta a futuros trabajos de investigación.

Hermanos de leche

Cuando una mujer amamantaba dos bebés que no eran hermanos, esos niños eran llamados «hermanos de leche». Por lo regular llegados a edad adulta solían mantener muy buenas afinidades afectivas. En algunas culturas se consideraba «parentesco nutricio» y era tan importante que incluso se situaba próximo a la consanguinidad, llegándose a prohibir el matrimonio entre hermanos de leche.

Gracias a las fuentes epistolares de Liñares nos permiten, desde una visión coetánea, aproximarnos al desenvolvimiento del mundo de las amas de cría, que en Deza podemos calificar verdaderamente activa. Comenzaremos con las cualidades que le pedían entonces al «ama» antes de contratarla.

Condiciones requeridas

Lo más habitual antes de contratar al ama era pedir «razón de ella», es decir, conocer su filiación, estado, conducta, además de que fuese «buena moza, joven, sana y robusta». Todo esto era mucho más importante que tuviese apariencia agradable, aunque en algunas casas también contaba esto último, cualidad conocida con el término «valía para presentar». El hecho de que le ama de cría hubiese criado en ciudad era un valor añadido, -como el que tenía la hija de «Sampaia de Noceda»- que comentaban «fue aprobada por los médicos en Barcelona en otra crianza que hizo allí».

Un condicionante en la elección era que su propio niño estuviese bien nutrido y gordito -indicativo de buena leche- por esta razón en el momento de presentarse a la familia que la solicitaba lo más habitual era que el ama viniese acompañada de su hijo. Si la crianza efectuada resultaba satisfactoria solía ser requerida para futuros servicios por la misma familia en caso necesario, aunque no siempre podía estar disponible, o encontrarse dando pecho en otra casa -como fue el caso de Felisa- que estaba criando en Cádiz, cuando fue reclamada por Carlos Taboada Bugallo para que fuese a Madrid a amamantar a su hijo.

Retribución mensual

El salario percibido por dar el pecho es también relevante, pudiéndose establecer una relación comparativa con otros conocidos. En la época que nos ocupa (1899 a 1900) las amas de cría solían cobrar dependiendo de la zona. En las próximas, como puede ser el caso de Silleda, el salario era de 6 duros mensuales. Las que eran requeridas para criar en ciudad -aclara en carta Manuel González- «suponemos que por menos de 7 u 8 duros no irán», y apostilla «nosotros queremos mandar una que se pueda presentar».

En esta búsqueda desde Liñares, hay un caso que comentan «le buscamos otra de buenas condiciones. Tiene un niño de 6 meses tan gordo como el de Felisa y muy bonito, pero pidió mucho, 200 reales (10 duros). Dice rebajará algo». Como dato comparativo conviene señalar que en Santiago, hasta llegado el año 1919 la mayoría de las operarias no alcanzaban a ganar una peseta diaria con tarea de diez horas (Portela Pazos. Rev. Ultreya).

Otra referencia importante que nos da idea de la situación de la vida cuando corría 1900, la hallamos en el coste de viajes en diligencia. El precio de Prado a Santiago, ocupando asientos del interior, era de 30 reales (7,5 pesetas), y fuera 25 reales. Igual coste tenía la carrera de Prado a Ourense, lo que suponía para un operario de entonces un desembolso considerable, equiparable al jornal íntegro de más de una semana.

En el palacio lalinense reinó siempre un orden extraordinario

Por la documentación manejada, sabemos que en algunas ocasiones la familia Taboada disponía de dos amas de cría. Un ejemplo lo encontramos en la relación del personal a su servicio el 15 de noviembre de 1868, cuando el matrimonio Taboada-Bugallo vivía en la ciudad vieja de La Coruña. En esta época tenían dos amas de cría para amamantar a María de la O, su hija primogénita de un año de edad, y Carlos, de un mes, al tiempo que completaba el servicio, una doncella de labor y una cocinera.

Ama de cría para el matrimonio Taboada-Sangro

En carta expedida desde Liñares, el 26-III-1899, podemos leer que Carlos Taboada Bugallo pide desde Madrid que le manden un ama de cría para su hijo (fruto del matrimonio con María Victoria Sangro y Ros de Olano, hija del conde de Almina y marqués de Guad-el-Jelú). Las averiguaciones en Liñares para localizar a la persona adecuada resultaron bastante laboriosas. «La del Corpiño no sirvió, tiene dos años el pequeño, aunque ella dijo no tenía más de ocho meses (…) Hay otra que tenemos seguridad. Tiene el niño 10 meses. Va por 5 duros y vestida, pagando el viaje. Estuvo criando en Cádiz. Es casada, tiene su marido en Cádiz. (…) las condiciones son las siguientes: Es muy buena y limpia. Muy dispuesta. Dice poder cuidar el niño. Sabe todo del arreglo de niños, de lavarlos y vestirlos. Se llama Eugenia, el apellido no lo sé».

Más adelante, en carta del mismo origen. «Nos alegramos llegase el Ama -comenta la cocinera del pazo María Manuela García- y que sea de servicio. Tiene la fama de mucha leche, es joven y buena moza. La cuestión es que no tenga faltas, aunque todos las tenemos por desgracia».

De las referencias escritas de la búsqueda de un ama de cría deducimos, que en estos tiempos se producía migración de jóvenes matrimonios gallegos a Cádiz, además de un considerable número de madres que dejaban por largo tiempo su morada y seno familiar, para prestar servicios de esta naturaleza en lugares lejanos o ciudades.

Actividades en el pazo

Sobre las actividades desarrolladas en el pazo de Liñares existe una información amplia y variada, todavía pendiente de darla a conocer en su totalidad. Entre las obras realizadas en el pazo y tierras diestrales, cabe citar la del «Terraplén de la huerta de Liñares» en que participó un contingente importante de gentes. Comenzó el trabajo el 28 de agosto de 1882 ocupándose en el mismo 52 hombres, 4 mujeres y se emplearon 5 yuntas y 5 gradiles (sic). El trabajo se prolongó hasta el 6 de septiembre. Durante este tiempo se les dio de comer y beber, al mediodía y cena, originando una intensa actividad de cocina.

Dejamos de manifiesto que en el palacio señorial de Liñares reinó un orden fuera de lo común. Todo un prodigio, del que era responsable D. Carlos Taboada Rada (+ 1903). Durante su permanencia como propietario, esta loable cualidad redundó en una abundante documentación. Un archivo vivo que mantuvo celosamente, y del que ahora es posible beber de sus fuentes para desvelar toda una época, pródiga en interesantes noticias vinculadas al pazo y su entorno, que lo sitúan como un referente en la zona en múltiples aspectos.

Pese a estar a punto de cumplirse el centenario del éxodo de los Taboada de Liñares, el profundo reconocimiento a su impronta dejada, sigue latente en la memoria de las gentes.