Las cartas desde el Pazo de Liñares

francisco rubia alejos LALÍN

DEZA

cortesía del museo provincial de pontevedra

La correspondencia del personal de servicio con los Taboada aporta datos históricos de interés para la zona

09 mar 2017 . Actualizado a las 12:43 h.

Sobre el pazo de Liñares venimos publicando desde hace más de una década diversa información en varios medios, para dar a conocer sus importantes valores y la vida desarrollada entre sus recios muros, haciendo uso exclusivo de fuentes documentales.

Siguiendo con la utilización de estas fuentes acudimos a la correspondencia mantenida entre el personal de servicio de Liñares, con el propietario del palacio dezano, durante las largas ausencias de los Taboada mantenidas en último tercio del siglo XIX.

Por esta abundante relación epistolar, archivada cronológicamente en el pazo de Don Freán, iremos sacando a la luz nuevos contenidos.

Aportaciones sobre el clima

El estado climatológico fue siempre un factor de notable trascendencia en el desenvolvimiento de la vida en el rural. La información sobre datos climáticos a lo largo de estas cartas resulta casi constante, debido a que su periodicidad solía ser de pocas fechas. Algo muy poco usual en las costumbres decimonónicas, que requería un considerable esfuerzo añadido para el matrimonio que estaba entonces al cuidado del pazo, formado por Manuel González y Manuela Fernández, que se esmeraban en mantener todo lo mejor posible. Un trabajo en ocasiones desmesurado que suscitaba razonamientos, como el que aparece en esta carta dirigida a los propietarios: «Nunca está arreglada esta Casa, para eso es Palacio, que es mejor arreglar las casas de una calle de una población que esta con todos sus alrededores».

En base a esta fluida información comenzaremos con unas notas entresacadas del tiempo reinante en el último quinquenio de 1.800 en Deza (que vienen a complementar otras noticias nuestras publicadas).

Consideramos que su especial importancia radica que en esta época no existían registros oficiales, y las pocas noticias del tiempo conocidas, o bien se deben a las mantenidas entre particulares -como las que nos ocupan- o las aparecidas en prensa, que por lo general solían ser referidas a catástrofes.

Los barómetros y termómetros que había en los pazos habitualmente solía provenir de Francia. En Liñares había un aparato francés instalado en el comedor, donde el servicio doméstico leía y daba cuenta a los propietarios de las bajas temperaturas.

Abundancia de lluvias

Liñares, 27 de diciembre de 1895

Llovió en abundancia desde el 21, llegó a la altura de los pies de los molinos y llenaba el arco pequeño del puente. Se refiere al existente sobre el cercano río Asneiro.

Este puente es de notable construcción, digna de admirar por la regularidad de mampuestos de piedra local que conforman la rosca del arco y del intradós. De su estado actual debemos comentar que es verdaderamente lamentable y atraviesa el más triste de los abandonos; 7-VI. Es mucha el agua que está lloviendo todos los días, parece que ya cansa. Esta noche hizo un viento muy fuerte, tiró con mucha fruta; 9 -VI. Llueve con abundancia todos los días; 17 -VI. Sigue lloviendo todos los días con algo de aires. Todo está sin sachar. En algunas fincas los maizales parecen lagos; 27-XI. A las 10 de la noche hay 3 bajo cero en el termómetro del comedor. Día horrible de tempestad; 10-XII. Horroroso viento, creímos que iba a caer la chimenea, porque era tanto el viento que no se paraba en la cocina; 16-XII. Mucho frío. Todo esta abatido y triste de tanta agua y viento, hasta la gente.

6-I-1897. Un día terrible de agua y viento. El río muy crecido; 13-I. Entró agua en los molinos con la crecida del río; 27-I. Mucha nieve, hace años que no he visto tanta;

19-III. Invierno riguroso, anteayer era tanta el agua que caía que causaba temor.

Cambio súbito

18-II-1898. Un calor que no se aguanta; 3-III. Tiempo de mucho calor, principian a florecer las camelias; 15 -III. Mucho frío. Las mañanas parecen nevadas, después del calor de hace dos días; 4-IV. Las mañanas crudas, no se en que va a parar esto; 3-V. Tiempo muy áspero. Ayer quedó todo blanco de granizo; 15-V. Llueve todos los días; 18-V. Mucho viento que deseca todo. Por las mañanas se ve la helada; 23-V. Mucho calor. Nevó los días 25 y 26. El frío era mucho; 2 -VI. Tiempo muy desigual, tan pronto hace frío como hace calor; 23-VI. Mucho calor; 29-VI. Mucho norte y calor. Habrá hierba seca.

Rigor invernal

El rigor invernal hace nuevamente presencia en las cartas, presumiblemente escritas en la cocina del pazo, al calor de la lumbre.

17-XI. Mucho frío y nieblas que parecen nieves; 10 -XII. Horroroso viento. Tiró con la mitad de la parra nueva detrás de la casa (…) creímos que iba a caer la chimenea; 25 ?XII. Está un día de viento y agua atroz. Ayer estuvo buen día; 29-XII. Hoy vuelve a estar un día de viento y agua atroz.

Esta tónica de cambios bruscos se repite en sucesivos años.

14-II-1899. Por aquí se puso un tiempo horrible de tormenta y frío que no se puede vivir, porque mete respecto. Parece quiere arrancar la casa y marchar con todo (…) y de esto llevamos lo menos 8 o 10 días.

Uno de estos días, tanta fue la crecida del río que cubrió las tres piedras de los molinos. Les entró el agua por donde cae el grano de las quillas. En el puente Asneiro pasó el agua por la parte del monte de Liñares, que no se pasaba el puente. La obra de D. Arturo la cubrió; 27-II. En la Pesquera subió el agua por el monte 12 pasos por encima de la dicha y atravesó el peñasco que tiene a la izquierda, mirándola río abajo; 26-III. Frío fuerte, como en el rigor del invierno.

31-I-1900. A las 12 del día esta el termómetro en 2 bajo cero (comedor).

Clima de condiciones extremas en la segunda mitad del XIX

En la segunda mitad del XIX el clima seguían arrastrando de anteriores siglos condiciones extremas y cambios repentinos.

Se sabe científicamente que tras el Período Cálido Medieval finalizado en el siglo XIII, comenzó una época de unos 600 años de duración caracterizada por cambios climáticos súbitos e impredecibles, que oscilaban de un extremo a otro, y tormentas cada vez más fuertes. Un fenómeno global que fue denominado «Pequeña Edad de Hielo».

Existen datos de veranos extremadamente lluviosos a principios del siglo XIII que provocaron la muerte de más de un millón y medio de personas en Europa Occidental a causa de la hambruna y las enfermedades relacionadas. También se conocen noticias de haberse congelado el río Ebro, al menos siete veces entre 1505 y 1789, permaneciendo helado en algunos casos 15 días seguidos.

Durante los fríos inviernos de las últimas décadas del siglo XVII se congelaron el río Támesis y también los Lagos suizos. En el Reino Unido 15 millones de árboles fueron derribados por acción del viento en noviembre de 1703.

En 1753 Otero Pedrayo dice refiriéndose a Ourense: «Logo, a falta de augas, as calores, as calenturas diron a cidade a mala sona de que gozou tanto tempo. O mesmo concello decrara que no verán do 1753 «la estancia se hacía imposible» «N-iste ano houbo que sacar en rogativa a Virxe de Reza no mes do Santos pois coa seca ameraban os arbes e non había chisco de verduras».