Poesía para ahuyentar las sierras

Rocío García Martínez
rocío garcía LALÍN / LA VOZ

DEZA

rober amado

Un centenar de personas reivindicaron con un recital la preservación de la Fraga de Casas Vellas, amenazada por el paso de una línea de alta tensión

09 nov 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Los versos se convirtieron ayer en Catasós (Lalín) en armas para defender la Fraga de Casas Vellas de la amenaza de las motosierras. El bosque -que reúne más de 2.000 árboles- está afectado por la línea de alta tensión O Irixo-Lalín. El proyecto se remonta al 2007 y los terrenos ya están expropiados. Sin embargo, hace una año a la fraga le salió un valedor decidido que logró frenar la tala. La Plataforma Salvemos Catasós le declaró la guerra al proyecto y la empresa Gas Natural Unión Fenosa -que tiene todos los permisos en regla y la legitimidad jurídica para meter las motosierras cuando quiera- dejó el asunto en suspenso. Incluso se sentó a negociar alternativas. Pero a Salvemos Catasós solo le sirven las opciones que dejen intacta la Fraga de Casas Vellas: la canalización subterránea de la línea bajo la N-525 o un cambio de trazado que directamente no afecte a la zona. Cualquiera de ellas encarecería el proyecto y eso a la empresa no le convence.

La plataforma está dispuesta a seguir luchando para desatascar el asunto a su favor y erradicar la amenaza que aún pesa sobre el espacio natural. La batalla de ayer fue con poemas y notas musicales. Un centenar de personas respondieron a la convocatoria conjunta de Salvemos Catasós y de la asociación O Naranxo y marcharon en ruta por la idílica estampa otoñal que ofrecía la Fraga de Casas Vellas. A su paso fueron sembrando versos, muchos de ellos creados para la ocasión. Algunos fueron lanzados al viento y otros inmortalizados en 16 paneles que se colocaron en la fraga lalinense como testimonio de la oposición a su tala. También hubo un recital de fagot a cargo de Miriam Mouriño y un almuerzo de confraternidad para coger fuerzas. El acto se cerró con música tradicional de Os Dezas de Moneixas y con un magosto popular. Si algo sobra en la Fraga de Casas Vellas son castañas, muchas de ellas maduradas en ejemplares centenarios. Son tan ricas como las de la vecina Fraga de Catasós, intocable por haber sido declarada Monumento Natural en el año 2000. De hecho, Salvemos Catasós defiende que ambos bosques son en realidad un todo continuo. Aunque uno se considere una joya y el otro esté sentenciado a muerte.