Era otro asunto pero de la misma índole liberal-capitalista. Me viene como anillo al dedo para analizar la operación «Semana Verde Abanca». «Romanticismos los justos. Vivimos donde vivimos, en el sistema que vivimos y en los tiempos que vivimos. ¿Acaso no pusieron publicidad en su camiseta el Barça y el Madrid?», escuché.
Parece tratarse de saber postularse, saber calcular el precio de la imagen propia, aterrizar en las oportunidades de mercado. La resistencia del recinto a morir conllevó ajustes de personal dolorosos. Ahora una sola palabra (Abanca) antes o después del nombre de cada marca ferial supone ingresar en tres años 450.000 euros y más posibles. Supone liquidez para cubrir casi un tercio de las nóminas (566.000 euros al año) durante tres años.
Por un momento al pisar ayer el recinto creí que Abanca había alquilado las instalaciones para un evento propio de primera magnitud, tal era la proliferación de la marca. Era así pero durante tres años.
El tiempo lo cura todo, hasta el romanticismo pero, la verdad, a mí me costará acostumbrarme, si llega a darse el caso.