Las chicas no quieren saber nada de mecánica, electricidad o calderería

La Voz

DEZA

12 oct 2014 . Actualizado a las 05:00 h.

Aunque todos los ciclos están abiertos a todo el mundo, la realidad es que las chicas reniegan de la mecánica, la electricidad o la calderería cuyo número de alumnas a lo largo de la historia se cuentan casi con los dedos de una mano. No pasa igual con los dedicados a cuestiones como el comercio o administración en los que la mayoría son mujeres. A estos se añaden los de la rama sanitaria, aunque no se imparten en ningún instituto de la zona, eso obliga en muchos casos a las chicas a desplazarse a A Coruña.

En el IES Laxeiro aún recuerdan a una licenciada en químicas que se vino desde Alemania a casa de su familia en Lalín para cursar un ciclo de electricidad. La razón era que necesitaba ese título para poder ascender en la planta donde trabajaba. Vino, cursó el ciclo, y se fue, consiguiendo el puesto. Los ciclos, que en la práctica resultan más unisex, son los relacionados con la informática que atraen a chicos y a chicas casi por igual.

El superior de Administración y finanzas es el que atrae a licenciados de todo tipo desde Derecho, a las Filologías o Económicas.

En cuanto a las salidas laborales, los profesores coinciden en que a veces en las empresas contratan de mayor grado a alguien de un ciclo porque, apuntan, le pagan menos y le exigen el trabajo que haría un licenciado pero por un sueldo inferior. Unos comportamientos que se dejan ver más ahora con la crisis.

En el IES Laxeiro resaltan las salidas laborales de Mecatrónica industrial. El director del centro, comenta que «o ciclo ten bases de electrónica, de mecánica, de electricidade e son moi demandados para o mantemento das empresas porque poden facer un pouco de todo, son rapaces que solen atopar traballo».

Entre los alumnos de ciclos existe mucha movilidad. Muchos de los estudiantes prefieren las ciudades e irse a estudiar fuera, pero también los de las ciudades a veces no encuentran plaza en su lugar de residencia y se desplazan. A los centros de la zona llegan estudiantes en busca de plaza, sobre todo, en los ciclos con más demanda. Eso hace que a la hora de buscar alojamiento algunos padres optasen por el internado del colegio Sagrado Corazón, en el caso de Lalín, para evitar a los estudiantes las «tentaciones» de vivir en un piso.