El recelo de A Estrada en 1933 a cuadros de Goya o Velázquez

Montse García Iglesias
Montse garcía A ESTRADA / LA VOZ

DEZA

Un estudio recoge como una actividad de las Misiones Pedagógicas había provocado críticas en algunos sectores

13 jul 2014 . Actualizado a las 08:00 h.

Hace 81 años, en el año 1933, llegaban a las comarcas de Deza y Tabeirós las Misiones Pedagógicas. Estas habían sido puestas en marcha durante la Segunda República con el objetivo de elevar el nivel cultural a través de espectáculos, de conversaciones directas, exposiciones... En las comarcas se detuvieron en A Estrada, Lalín y Silleda, según recoge el estudio publicado por Anxo Serafín Porto, de la Universidade de Santiago, y Raquel Vázquez, de la Escuela Universitaria de Magisterio de Vigo.

La misión que llegó a las comarcas fue la de más larga duración de las realizadas por España, según recogen en este estudio, y por primera vez coincidía también con un museo circulante de pintura. Este contaba con dos colecciones con diferentes cuadros cuadros del Museo del Prado cobra de Berruguete, Sánchez Coello, El Greco, obras como «Las Meninas» de Velázquez, de Murillo o Los fusilamientos del Dos de Mayo de Goya, así como otros gravados de Goya.

Desaconsejaron acudir

En el caso de Lalín, esta exposición llegaba del 30 de agosto al 3 de septiembre de 1933. En A Estrada, lo hizo después. Según recoge el estudio realizado por Porto y Vázquez, aunque en la relación de cuadros y gravados no había razones para escandalizarse en algunos puntos hubo problemas. Así, cita especialmente el caso del municipio estradense. Según recoge el documento, «El Emigrado» de A Estrada recogía lo sucedido en un artículo publicado el 10 de septiembre de 1933 sobre esta exposición: «Una nota censurable merece mención y es que los derechos derechistas, arguyendo que entre los cuadros había algunos con figuras escasas de ropa, y otras de época de la Inquisición, han empezado a aconsejar a la beatería que no asistiesen ni dejasen ir a a sus hijos. Las gentes exentas de esos prejuicios han concurrido».

Estas exposiciones tenían lugar frecuentemente, según explican Porto y Vázquez, en los salones de actos de los concellos, que solían abrirse de once de la mañana y la una de la tarde y de cuatro a siete, cuando uno de los misioneros hablaba del valor artístico de los cuadros.

Pero A Estrada no fue el único sitio que provocó recelo estas misiones pedagógicas, según recogen en el estudio. Un año después, pero en A Cañiza también había causado recelo otra de las misiones.