A Estrada se prestó en 1925 a pagar cierto dinero por conseguir un tren

F. S. Cordón

DEZA

Lalín, Silleda y Agolada eran otros concellos que apostaron por un ferrocarril interior de Galicia, pero con todos los ayuntamientos implicados pagando parte de las obras

01 feb 2009 . Actualizado a las 02:00 h.

Con el obispo por delante, como procedía casi siempre en aquellos tiempos, varios alcaldes de las provincias de Pontevedra y Lugo, sus diputaciones y sus gobernadores civiles celebraron distintas asambleas a mediados de los felices años veinte del siglo pasado -en concreto en 1925- para ponerse de acuerdo y fijar un compromiso económico común que les permitiera engancharse a una iniciativa del Estado que permitía crear líneas de ferrocarril en aquellas zonas donde los municipios beneficiados aportasen parte de los gastos.

Casi ochenta años después, ya bien entrado en siglo XXI, a la asociación de empresarios de A Estrada se le ocurrió incluir, entre sus reivindicaciones, la consecución de un tren que pasara por esta villa. Nadie les hizo caso.

Unos documentos donados por la familia de José Fondevila al museo estradense permiten viajar, sin vías, a 1925 para conocer cómo buscaban entonces los concellos y sus vecinos la modernidad del tren. Esos documentos descubren que A Estrada acogió una asamblea el 14 de abril de aquel año. Deberían estar los mismos que repitieron la asamblea, días después, en Lugo. Buscaban crear el Ferrocarril Central Gallego, que uniría Marín con Ribadeo, con un ramal hasta Vilagarcía, y pasando por Pontevedra, Lalín, Silleda, Lugo y Mondoñedo.

Benito Vigo era entonces el alcalde estradense, y no faltaba a estas reuniones, en las que contó con la compañía de los tenientes de alcalde Refojo y Castede, los comerciantes Marcelino Méndez, José Fondevila y José Escariz y el farmacéutico José Camba.

Por Lalín, era el alcalde Benjamín González Fidalgo el que más se movía en este empeño, y por Agolada su regidor municipal José Oro.