El actual consejo de administración le va a durar a Carlos Mouriño poco más de un año. Fue presentado el 23 de agosto del 2006 y ratificado en la junta general de accionistas del mes de octubre. El propio presidente manifestaba en la puesta de largo que no sólo quería futboleros, sino gente que pudieran dar su punto de vista desde otro prisma, aunque con posterioridad algunos ni llegaron a ejercer.
La idea de aquel entonces era aglutinar a todo el tejido social gallego, incorporando al proyecto gentes del ámbito empresarial y social, y también de las cuatro provincias gallegas con el fin de convertir al Celta en el equipo de Galicia.
Carmen Avendaño y Raúl López fueron presentados como las grandes estrellas. Llamó especialmente la atención la presencia de la presidenta de la Fundación Érguete, que justificó su llegada para «fomentar alternativas sanas para los jóvenes» y que pretendía desterrar la idea de que el dinero era lo más importante para los futbolistas. La realidad después de un año dista bastante del objetivo.
Del mundo de la empresa, además del presidente breoganista, llegó Jesús García consejero asesor de Pescanova (aunque matizó que su desembarco en la Praza de España fue a título personal), Julio César Silveira de Remolcanosa y Pedro Posada de Pilotes Posada. El pastel se completaba con los abogados Ángel Piñeiro y Gabriela Lagos Suárez.
Representatividad
El segundo argumento del primer consejo de Mouriño era la representatividad territorial, de ahí su apuesta por María Jesús Sixto de Santiago de Compostela o del ourensano Primitivo Ferro, vinculado además a la empresa Coren y cuya figura se torna enigmática ya que prácticamente no ha llegado a ejercer en ningún momento. El propio Raúl López ostentaba también la representación lucense.
Sin embargo, la idea de abrir el club a toda la Comunidad tampoco ha llegado a concretarse a lo largo de este año, aunque sí es cierto que el presidente realizó alguna salida más allá de la provincia de Pontevedra para participar en actos del celtismo.