El gran fútbol: dinámica de lo impensado

Raúl Caneda
AFP7 vía Europa Press | EUROPAPRESS

17 may 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Mientras los profesionales del fútbol agachamos nuestros miedos intentando encapsular el fútbol en números como un ejercicio de escapismo que solo nos convierte en elementos más limitados para competir, el Madrid-City del Bernabéu llegó para mostrar que jugar es solo una cuestión de calidad y coraje para combatir la incertidumbre. Cuando como en el partido de ida los goles no son fruto de los méritos si no, por el contrario, pueden aparecer en contra de ellos, nos enseña que ser competitivo es saber aceptar y combatir lo azaroso. Esa es su esencia, su naturaleza.

El Madrid ha somatizado la Champions como su zona de confort. Nadie le doblega emocionalmente, ni siquiera el City de la primera media hora en el Bernabéu. Tener el mejor portero de la historia hace que defender tan bajo tanto tiempo no sea ningún riesgo: Courtois no es humano. Es la diferencia. Fruto de jugar con esa ventaja y su costumbre ganadora, se pudo encontrar con un gol que destapó a Ederson. Herido por ese golpe, el City dudó por un rato en una competición que aún no ha somatizado como confortable (al contrario que en la Premier). Cuando peor lo pasaba, el fútbol volvió a mostrarnos su esencia: la dinámica de lo inesperado. Gol de De Bruyne.

Son de largo los dos mejores equipos del mundo, dirigidos por dos entrenadores que generan un gran valor añadido desde lugares opuestos.

Ancelotti es él dejando que los suyos sean ellos mismos, sin más pretensión que dejar que el orden sea lo que los buenos generan jugando. Es un orden espontáneo, creativo, natural, donde los jugadores desprenden felicidad. En este Madrid de época, son Kroos, Modric y Benzema los que encienden la luz, los que crean ambientes fluidos y amables en los que todos los demás pueden crecer. Mientras que Kroos estuvo imperial (sin apenas despeinarse), Modric y Benzema mostraron dificultades para combatir la cantidad de adversidades que un equipo como el City genera. Y es que ser genial te hace inolvidable, pero no eterno.

Guardiola, por el contrario, y también respetando lo que los jugadores son (todos crecen con él), crea y consigue añadir un lenguaje común que amplia lo que los futbolistas ya son entre sí. Haciendo eso ha conseguido en todos sus equipos un grado de estabilidad y control nunca antes conocido. Pep siente un fútbol más geométrico, donde jugando con los suyos pretende que el rival no tenga ni balón ni espacios para rebatirle. Va camino de batir todos los récords de la historia.

El Madrid tiene tanto de jazz como el City de orquesta sinfónica, una sinfónica afilada con Haaland que permite que la canción no se alargue, que dure lo justo. Hacer cábalas sobre qué pasará en el partido de Manchester es solo un ejercicio banal de autobombo. Como decía el sabio Arsenio Iglesias, hay empacho de lo superfluo. El fútbol es orden, talento y capacidad para sobreponerse y combatir lo inesperado. En eso el Madrid es excepcional. Solo la edad y el City pueden combatirlo.

El partido será todo eso que pasa mientras hablamos de lo que va a pasar y no pasa. Todo lo importante, como el fútbol, es lo que pasa mientras hacemos planes.