Eduardo Camavinga: de un campo de refugiados, a triunfar en la Liga de Campeones

Antía S. Aguado REDACCIÓN / LA VOZ
JUAN MEDINA | REUTERS

El centrocampista superó su lesión y estará en el Etihad Stadium para la gran cita

16 may 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Carlo Ancelotti y el madridismo pueden respirar tranquilos. Eduardo Camavinga (Cabinda, Angola, 2002) estará mañana en el Etihad (21.00 horas, Movistar Liga de Campeones). «La rodilla está estable. Ahora le molesta un poco, pero lo más importante es la estabilidad, y la tiene 100 %. Le molesta un poco la parte interior, pero no es nada. Ha tenido una torsión de rodilla, pero solo un golpe, pero va a recuperar muy pronto», tranquilizó el preparador italiano tras el partido contra el Getafe.

Uno de los jugadores blancos del momento, se probará hoy en el último entrenamiento en feudo citizen después de varios días de recuperación en los que no se ejercitó con el grupo. Ancelotti es optimista: Camavinga podría salir de inicio.

El francés desarboló al Manchester City en el partido de ida en el Bernabéu. Desde el lateral izquierdo, fue uno de los creadores de juego del Madrid, sobre todo en la segunda parte del duelo. Ancelotti le liberó y le permitió sumarse al centro del campo con la posesión de balón para generar superioridad. Gracias a eso, llegaron los mejores minutos del conjunto blanco. Camavinga fue el jugador más participativo con balón: generó tres ocasiones, provocó 4 faltas y asistió a Vinicius en el gol. Además, desquició a Bernardo Silva, al que se impuso en 9 de los 16 duelos que disputaron.

Camavinga tiene un carácter forjado a base de infortunios. El francés vivió una infancia muy dura. Su familia se escapó de la guerra en la República Democrática del Congo y se refugió en Cabinda. Y ahí, en medio de un campo de refugiados en Angola, nació Camavinga. Tres años más tarde, junto a sus padres y sus seis hermanos emigraron a Francia. Aunque comenzaron esta nueva etapa en Lille, la estancia fue corta, pues se trasladaron a Fougères, una pequeña ciudad de la Bretaña francesa.

«Vinimos para huir de la guerra, hemos tenido que batallar mucho, el fútbol ha sido mi forma de evadirme», reconoció el centrocampista en numerosas ocasiones. Sin embargo, ese no fue el único deporte que practicó Camavinga. Antes de decantarse por el fútbol, probó con el yudo.

Sus inicios

En el 2009 sus padres le apuntaron a su primer equipo de fútbol. Con un gran golpeo y llegada al área rival, empezó a destacar siendo muy pequeño. Cuatro años más tarde, lo fichó el Rennes, uno de los principales clubes de la región. Un buen lugar para pulir el diamante.

Debutó en la Ligue 1 con les Rouges et Noirs (los rojinegros) con tan solo 16 años y cinco meses. Fue un 6 de abril del 2019. En la siguiente temporada, se convirtió en el jugador más joven en dar un pase de gol en el campeonato liguero francés. Esa temporada fue la de su consagración. Ahora, quiere triunfar con el Real Madrid en Champions.

Un incendio calcinó la casa que habían construido sus padres y lo perdieron todo

Por si huir de una guerra, nacer en un campo de refugiados y emigrar a Europa para un futuro mejor fuese poco, la vida de Eduardo Camavinga sufrió un nuevo revés en Francia. Con apenas de 10 años, y según reveló Ouest France, él y su familia lo perdieron absolutamente todo. Un incendio calcinó por completo la modesta casa en la que vivían y que, además, habían levantado sus padres. Muebles, ropa, recuerdos... No quedó nada. Un siniestro total.

«Llevábamos menos de un año en esa casa que mis padres se habían construido con su esfuerzo. Me acuerdo como si fuese ayer el incendio. Estaba en el colegio y, por la ventana, vi a los bomberos pasar. Al final de clase los profesores se acercaron a mí y a mi hermana pequeña y nos lo contaron. Nos vino a buscar mi padre y nos llevó hasta allí, estaba todo destruido, todo quemado», rememoró el jugador en la entrevista.

«Levantarás esta casa»

La familia no tenía el dinero suficiente para empezar de nuevo (por cuarta vez). Sin ahorros suficientes y sin ayudas públicas, encontraron en sus vecinos las mejores manos salvadoras. Estos les ayudaron a buscar una nueva casa y les donaron ropa, electrodomésticos...

En mitad de la desgracia, Camavinga recuerda una frase de su padre: «No te preocupes, vas a ser un gran futbolista y levantarás esta casa». Y así lo hizo.