Benzema contra Doctor No

José Luis Losa PATROCINIO-SANTANDER

CHAMPIONS

Juanjo Martín

28 abr 2021 . Actualizado a las 16:47 h.

En tiempo de teorías conspiranoicas, cayó el Madrid en la atmósfera previa ante el Chelsea en un bucle melancólico. La figura del presidente de la UEFA, Aleksander Ceferin, se fue agigantando como enemigo íntimo. Devino Ceferin la némesis del Real Madrid, hasta el punto de que el partido de Valdebebas pasó a presentirse como un Real Madrid contra el Doctor No, pendiente el presidium madridista de si Ceferin cenaba con Laporta y Piqué en el restaurante Spectra. Llegó a tal punto la neurosis que se terminó por ningunear al rival. Como si el Chelsea fueran once cipayos de la Legión Extranjera de la UEFA.

Para cuando los blancos se dieron cuenta de que estaban ante una de las cuatro mejores plantillas de Europa, donde juega un joven portento de la élite, Mason Mount, ya el Chelsea —con Kanté haciendo de Casemiro al cuadrado— les había pasado por encima en 20 minutos en los cuales hizo méritos para irse al 0-4. No sucedió porque Timo Werner fue compasivo hasta lo indecible. Perdonó más que Edmundo Bal a Ayuso. Hasta que Pulisic hizo algo de realpolitik y puso por delante a los blues.

Igual que hay conspiranoicos que piensan que Ceferin —nacido y criado en la Yugoslavia de Tito— merienda caviar con gusto a azufre, y algunos creen lo de Bill Gates y los microchips en las vacunas, conozco a otros locos que afirman que en esta Champions, cada vez que al Real Madrid la cosa se le pone fea, Florentino tiene en el palco una discreta palanca que desplaza con discreción y hace que diluvie sobre Valdebebas.

Flotando el Real bajo la lluvia, todo se embarulló. Y en el Madrid, el único al que, en su burbuja de genio eterno, no le afectó la paranoia fue a Benzema, que rescató el partido del averno.

En la segunda parte se hizo la nada. Courtois y Mendy fueron espantapájaros. El Chelsea no se atrevió a hacer más sangre so pena de tener que salir del estadio en el arca de Noé.

Sería bueno que el madridismo afrontase la vuelta sin terminar de creer que la Komintern neoliberal de Abramovich y Ceferin haya preparado bajo el césped de Stamford Bridge un foso de los tiburones, una base de misiles termonucleares y un cefalópodo con tentáculos de mercurio.