Vinicius y los cataplines

José Luis Losa PATROCINIO-SANTANDER

CHAMPIONS

DAVID KLEIN

14 abr 2021 . Actualizado a las 23:59 h.

 Habíamos comprado billete para unos cuartos de final de la Champions. Pero lo que nos dieron en el venerable Anfield fue cuarto y mitad de una de las tristes tardes de Premier League del Liverpool, que lleva seis meses ejerciendo la mendicidad en esa competición. Sin ir más lejos, el sábado anterior, cuando ganó al Aston Villa en el descuento y casi por conmiseración. El Real Madrid, así las cosas, no tuvo más que hacer acto de presencia en el césped. Y jugando con menos glamour que los villanos de Birmingham tuvo de sobras para solventar la papeleta. Dos defensas hace poco suplentes -Nacho y Militao- se bastaron para controlar a este Liverpool pastueño y afeitado. Te invade la melancolía al contemplar la inoperancia en el área de Salah, de Mané y de Firmino, tipos que fueron algo así como los Tres Tenores del gol. Y que ahora se contonean malamente a modo de vicetiples de revista, como si el tutú les entorpeciese entre las piernas la capacidad para gambetear. Pues eso, aquí están las vicetiples.

Me imagino a Florentino en la grada de Anfield. No creo que desperdiciase los noventa minutos de este Liverpool-Aston Villa en atender lo que en el campo sucedía. Mejor dicho, lo que no sucedía. Con lo que vale un minuto de su agenda, supongo que atendería a cuestiones como los festejos de su reelección a la búlgara. Que visitaría mentalmente ese panteón en que va a convertir el Bernabéu. Y haría un par de llamadas a ver cómo va lo de la concesión a ACS para reconstruir la red de autopistas italianas. La Vía Apia que en este milenio del florentinismo le llevará siempre a Roma. Y probablemente a Estambul.

Hay que decir que Jurgen Klopp ayudó mucho a que las embestidas del Liverpool apuntasen a becerrada o a carga de los mamelucos. Excluyó otra vez a Thiago y dejó que Milner construyese andamios. Con todo, algún gol red pudo haber caído, igual que a veces se pierde un ladrillo en una obra.

Hay un hecho que creo que resume el nivel de tensión del choque. El momento cumbre de la noche se produjo cuando Vinicius -que volvió a su ser natural del cantinfleo y el fútbol borracho- sufrió un doloroso balonazo en los cataplines. Como Vini Jr. es -según la corriente mayoritaria- hijo secreto de Pelé, se temió por los daños que el esférico pudiera haber ocasionado en sus partes pudendas. No fuera que se cortase la descendencia y nos quedásemos sin esperar el alumbramiento de Vinicius III. Tal vez el belén de esta criatura, aún por llegar, sea el momentun con el que Florentino espera inaugurar, en el césped del Bernabéu renacido, su pirámide, su estado, su religión.