Tres de los ocho equipos que formarán parte del sorteo de cuartos de final de la Champions, son ingleses. Y no son cuatro porque el Manchester United se suicidó en la liguilla inexplicablemente. Pero tres no es un dato menor. Sobre todo si lo comparamos con el resto de grandes ligas, como la italiana y la española, que han naufragado estrepitosamente (con la excepción del Real Madrid).
La Premier es la mejor liga del mundo. Ya no hay duda. Si cuando no tenía los cracs que dominaban el fútbol internacional ya atraía a mercados como el asiático por su tradición y juego vibrante, ahora que tiene además a los mejores clubes, no hay discusión posible. Liverpool, Manchester City y Chelsea seguirán optando a ganar la Champions; Arsenal, Tonttenham y Manchester United están con vida en Liga Europa; a la par que desarrollan unos torneos domésticos repletos de partidos emocionantes. «Se juegan muchos minutos netos y lo hacen a ver quién es mejor. Los que van a jugar contra el Arsenal, un equipo muy técnico, no dejan el pasto alto y seco para que jueguen peor. Las canchas son un green de golf», explicaba recientemente Pablo Aimar en una entrevista.
Contra el Atlético, el Chelsea demostró además que el fútbol inglés ya no es aquel en el que los balones volaban de campo a campo. En un partido en el que los londinenses defendían un 1-0, y arrastraban bajas importantísimas por sanción y lesión, firmaron en el primer cuarto de hora un contundente 75 a 25 en posesión de balón. Juego al pie. Como lo hace el City de Guardiola. Para luego darle electricidad, como el Liverpool, para quien guste de otros estilos.
Al Atlético no le sirvió ni su versión más valiente de Simeone, miedoso en la ida con fases de partido con el equipo colgado del larguero, pero ambicioso en la vuelta con presión alta y actitud. João Félix le puso ganas y Luis Suárez sigue peleado con las eliminatorias europeas seis años después. Pero no le den más vueltas. El Chelsea es más equipo. Y si la Premier League es mejor, se dice, y punto.