Heung-Min Son: El surcoreano al que marca su padre y regateó a la mili

CHAMPIONS

PAUL CHILDS

El requisito de su país, en el que tiene su propio programa de televisión, llegó a comprometer seriamente su carrera

01 jun 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

El día de su 16 cumpleaños, Heung-Min Son (Chuncheon, Corea del Sur, 1992) lo pasó en un despacho alemán. Fue, probablemente, el mejor regalo que podía obtener: firmaba con el Hamburgo su primer contrato profesional. Lo hizo para integrar su equipo reserva. Dos años después, debutaría de su mano en la Bundesliga.

Su padre, Son Woong Jung, exfutbolista del montón, no perdía detalle. La suya ha sido una ascendencia definitiva. «Cuando era niño, me dijo que si un oponente se hace daño, debo soltar el balón. Y todavía me lo dice», recordaba el atacante en una entrevista con The Guardian. Podría repetírselo a diario.

Son sigue, a sus 26 años, conviviendo con su padres, que han sido su sombra desde aquel 8 de julio en Hamburgo. Se mudarían a Leverkusen, en el 2013, tras tres años en la élite, para defender al Bayer. No le sentó mal el equipo de las aspirinas. En dos temporadas selló 87 partidos, marcó 29 goles y entró en la agenda de los Spurs, que pagaron por él 30 millones en agosto del 2015.

Internacional por su país, con el que fue mundialista en Rusia, una ley surcoreana a punto estuvo de truncar su carrera: los menores de 28 años deben cumplir 21 meses de mili obligatoria. El Gobierno contempla contadas excepciones para deportistas que lleguen a lo más alto representando a su país. Su último cartucho para eximirse era lograr el oro en los Juegos Asiáticos del pasado verano.

Lo hizo de forma agónica, tras derrotar a Japón en la prórroga por 2-1. Arrodillado sobre el césped, sus lágrimas ilustraron el alivio. El icono del fútbol surcoreano tiene en su país su propio programa de televisión, Sonsational, centrado en su periplo por la Premier.

Tras unos inicios complicados, en los que no gozó de muchos minutos -«estuve a punto de irme», confesó-, Son no quiere saber ahora de novias. Tampoco de las otras. «Mi padre me pidió que no me case hasta que me retire y se lo he prometido». Papá no quiere que su «son» se descentre.