Shai lleva a Oklahoma al cielo de la NBA

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Alonzo Adams | REUTERS

El canadiense es el relojero de los Thunder, el base que ha abanderado el título e iguala un registro solo firmado por Jordan, Jabbar y Shaquille O'Neal

23 jun 2025 . Actualizado a las 20:29 h.

La NBA ya tiene nuevo campeón, los Oklahoma City Thunder de Shai Gilgeous-Alexander (Canadá, 1998). Sus números son abrumadores: máximo anotador de la temporada, MVP de la fase regular, MVP de la final y ganador del anillo. Solo otros tres jugadores habían sumado tales conquistas en un mismo curso hasta la fecha: Michael Jordan, Shaquille O'Neal y Kareem Abdul-Jabbar. Palabras mayores.

Es el gran protagonista de una final que quizás no tenía el glamur o la historia de otros duelos. Quizás porque los dos equipos buscaban su primer título, si bien en el caso de los Thunder cabe apuntar que en el ránking histórico aparece desde este fin de semana con dos. Es así porque la franquicia arrancó en Oklahoma hace 17 años, cogiendo el testigo de los Seattle Supersonic después de su desaparición y de que hubiesen logrado un anillo, en 1979. Los Pacers de Indiana son un clásico de la NBA. Pero solo habían jugado una final, en el 2000 ante los Lakers de Los Ángeles, y la habían perdido.

En todo caso, el duelo entre Thunder y Pacers no defraudó al baloncesto. Fueron siete partidos de alternativas, de dos equipos en los que el colectivo está por encima de sus buenas individualidades, de dos conjuntos capaces de defender como ventosas. Cada uno exigió la mejor versión del otro.

Y el resultado pudo caer para cualquier lado. Nunca se sabrá qué hubiese podido pasar de no haberse lesionado Haliburton en el séptimo partido, el jugador más diferencial de Indiana. Forzó a sabiendas del riesgo que asumía, porque ya venía tocado. De hecho, en temporada regular hubiese parado. Y le salió cruz.

La final será recordada por esa lesión, por las lágrimas de quien sabía que se había roto. Y también pasará a la historia por el dominio de Shai Gilgeous-Alexander, y por la culminación de un trabajo de laboratorio liderado en los despachos por Sam Presti. Empezó, precisamente, con la llegada del base en el 2019. Los Thunder traspasaron a los Clippers a Paul George a cambio del internacional canadiense y cinco primeras rondas del draft. A partir de ahí fueron construyendo y apuntalado un equipo que se acaba de proclamar campeón. Presti es el arquitecto de estos Thunder.

Y Shai es el gran referente. El relojero de Oklahoma, porque siempre está en hora dispuesto a tirar del equipo. Suma, desatasca, reparte juego, asume responsabilidades... Todo ello como si pasase de puntillas por el parqué, porque no domina por su exuberancia física, por sus condiciones atléticas o por su altura. Simplemente, gobierna porque lee el baloncesto con sencillez, conoce sus virtudes y sus defectos, también los de sus compañeros, y todos salen ganando.

Tras Chamberlain y Robertson

Las estadísticas, sobre todo las que está firmando temporada tras temporada, lo sitúan al nivel de los más grandes. Este curso, incluyendo el play off, ha encadenado 73 partidos seguidos anotando veinte o más puntos. Solo dos leyendas mejoran este registro: Wilt Chamberlain, con 80 encuentros, y Oscar Robertson, con 76. Y solo hay otro nombre propio que supera el umbral de los 65, pero ya por detrás del base de los Thunder: Michael Jordan, con 69. Es un dato que constata que lo de Shai Gilgeous-Alexander no es flor de un día. Su progresión ha sido constante, hasta alcanzar la cima de la NBA. Él y su equipo.

El canadiense ha conseguido en Oklahoma lo que no lograron otros ilustres en esa franquicia como Kevin Durant, Carmelo Anthony, Russell Westbrook o James Harden. El nuevo objetivo, para él y para la franquicia, es demostrar que acaba de arrancar una época, que este anillo puede ser el primero de más que están por venir. No será fácil.

Haliburton, el llanto del héroe de Indiana, con una lesión grave tras forzar para jugar

Un segundo, una jugada, un percance... Así de fina es, a veces, la frontera entre la gloria y el infierno. Lo puede atestiguar Tyrese Haliburton, el jugador franquicia de Indiana Pacers, salvador en tantos partidos, siempre dispuesto a cargar sobre sus espaldas y su muñeca la responsabilidad del equipo. Él y Paskal Siakam han liderado la mejor temporada de la historia del conjunto amarillo. La mejor incluso pese a quedarse a las puertas del título.

De haber ganado, el base se hubiese llevado buena parte de la atención que ahora recae en Shai Gilgeous-Alexander. Pero lo peor es que sufrió una grave lesión mediado el primer cuarto, de las que encogen el corazón de los suyos y de los rivales. Ya llevaba tres triples en su haber. Faltan las pruebas médicas que lo confirmen, pero todo apunta a una rotura del tendón de Aquiles, en cuyo caso se perdería la próxima campaña.

El primer aviso llegó en el segundo partido de la serie ante Oklahoma. En el quinto volvió a notar que algo no iba bien. Pero advirtió: «Si puedo caminar, puedo jugar». Forzó en el sexto, con menos minutos. Y forzó en el séptimo, con el desenlace más cruel. El llanto, de dolor y rabia, presagia una lesión grave.

Compañeros de otros equipos no tardaron en trasladarle todo su ánimo después del grave percance. Donovan Mitchell, Jalen Brunson, Trae Young, LeBron James... También sus rivales en el séptimo y decisivo partido de la final, empezando por Shai Gilgeous-Alexander: «Es uno de los mejores de la liga y un gran competidor. Toda la liga está con él ahora mismo». Difícil resumir mejor tan delicado contratiempo.