San Sadurniño, también con madera para brillar en el surf europeo: «Siempre le gustó mucho el mar»

Elba de la Barrera Agulló
Elba de la Barrera FERROL / LA VOZ

DEPORTES

Candela Pérez, natural de San Sadurniño.
Candela Pérez, natural de San Sadurniño. Cedida

Candela Pérez, adscrita a la escuela de Rubén Sanmartín y vecina de la localidad, se proclamó subcampeona continental sub-10 en diciembre

14 ene 2025 . Actualizado a las 20:12 h.

Natural de San Sadurniño, la jovencísima Candela Pérez Dopico (10 años) siempre tuvo, según relata su padre Sergio Pérez, cierta fijación con el mar. Un imán que, después de pasar a formar parte de la nómina de talentos de la escuela RSM de Valdoviño, quedó patente cuando aprovechando unas vacaciones familiares a Tenerife la pequeña demostró que en las localidades de interior también hay madera y tablas para surcar las olas y se colgó la plata sub-10 en el campeonato de Europa de surf celebrado en las islas.

 
 
 
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Relata su padre, natural de As Pontes, que a su hija esto del surf no le viene de familia para nada: «Era un mundo muy desconocido para nosotros. Somos del rural, de aldea. Siempre le gustó mucho la playa y el mar y a los niños muchas veces no les hacemos mucho caso de lo que les puede gustar hoy porque mañana puede ser otra cosa pero insistía mucho y con siete años nos lo pidió», detalla.

Antes de ponerse en manos de su entrenador Rubén Sanmartín, rememora su padre, «siempre intentaba ponerse de pie en un corcho de body y cuando empezó en la escuela el ambiente y el cómo los cuidan, con un vínculo que cuesta mucho ver a día de hoy y en un deporte que en Galicia en invierno es muy sacrificado, hizo que se enganchase».

Porque, más allá de los logros individuales de su hija, Sergio tiene claro que todo pasa en gran medida por la labor que las escuelas, monitores y en particular Rubén Sanmartín y RSM hacen con los chavales.

«Hacen un trabajazo durante todo el año con ellos y sí que es verdad que Rubén está con un grupito de niños pequeñitos con los que está muy enfocado con ellos porque ve que les gusta y que tienen esa posibilidad de ir creciendo poquito a poco», explica su padre que confiesa que pese a que no tenía clase pautada precisamente su hija se encuentra cogiendo olas con su mentor.

Salto de categoría

Y es que Candela, que entrena viernes, sábado y domingo, aprovecha siempre que puede para echarse al mar. «Es ya autosuficiente para ir al agua e intenta ir un mínimo de cuatro días. Si los deberes se cumplen... igual cae un día más a mayores», detalla su padre que avanza que su hija tendrá que tomar una decisión importante el próximo año.

«Candela el año que viene pasa a categoría sub-12 y la sub-10 en el gallego y en el nacional es mixta pero ahora será solo femenina y se queda un poquito en el limbo porque hay menos gente para competir. Ahora no se sabe qué hacer porque para pasar a sub-14 hay un salto de nivel y físico brutal. El entrenador es partidario de que pruebe y que se curta», expone Sergio.

A Candela, que fue la segunda mejor de las ocho surfistas del continente que participaron en la prueba, la medalla no se le ha subido ni mucho menos a la cabeza: «Para nada. Gestiona todo muy bien. Es una niña y le gusta verse en las redes y en los medios pero, al contrario, si hay mucha gente es más vergonzosa que de ego», indica Sergio que no pone ni un pero a los viajes San Sadurniño-Valdoviño o las horas de playa y viento viendo a Candela disfrutar: «Estamos a plena disposición. El ver que se sacrifica y tiene ganas de aprovechar el tiempo... es lo que nos toca», indica el padre de la joven promesa de San Sadurniño que demuestra que en la localidad del interior de la comarca hay también madera para brillar en el surf. 

Rubén Sanmartín, responsable de RSM Surf School: «Estoy emperrado en sacar a alguien de Ferrolterra de, digamos, nivel alto»

 
 
 
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Al frente de la escuela a la que pertenece Candela, que cuenta con el sello oficial de la Federación Galega de Surf, está Rubén Sanmartín, que lleva toda una vida empapándose de este deporte y siete años con esta iniciativa de tecnificación y que pone el foco en que en Ferrolterra, cuna de surfistas, hay cantera. Responde al teléfono después de pasar una tarde surcando olas con Candela y su hijo Mateo, de siete años, y pasar, admite, más miedo que ellos. 

—¿Cómo ve el músculo de la disciplina?

—Además de la plata de Candela, mi hijo Mateo de siete años quedó quinto de Europa en sub-10 compitiendo con niños tres años mayores que él. Estamos ahí. Tenemos a la campeona gallega sub-14, la sub-16, el tercero gallego sub-18.... somos una escuela muy joven.

—¿Cuándo se decide a montar la escuela?

—Justo cuando mi mujer se quedó embarazada de Mateo y la escuela no es de ocio, que tiene que haberlas y la mía en verano lo es, pero nosotros trabajamos la tecnificación, el perfeccionamiento y la competición. Lo llevo muy a rajatabla y estoy emperrado en sacar a alguien de Ferrolterra de un nivel, digamos, alto. Tenemos al grupo al que le llamo genética RSM porque están desde pequeñitos con nosotros: Candela, Mateo, Hugo, Celia. Un grupito entre los seis y los diez años que se están defendiendo bien.

—¿Qué supone cogerlos desde tan pequeñitos?

Una sensación personal increíble de verlos evolucionar y son esponjas. El saber leer el mar, que es de las asignaturas muy difíciles, es fácil para mí hacérselo entender porque tengo estudios en Educación Primaria y hacer una didáctica se adapta. Si los coges desde pequeñitos y tu método funciona no cogen callosidades.