El palista del Cidade de Lugo compagina esta temporada el grado de Ingeniería Informática con su verdadera pasión, el piragüismo
30 sep 2024 . Actualizado a las 16:25 h.El área recreativa de As Saamasas es un remanso de paz a primera hora de la mañana. Allí, en un margen del caudaloso río Miño, se ubica el cuartel general del Club de Piragüismo Cidade de Lugo, prolífica fábrica de palistas y cuna del actual campeón del mundo júnior de maratón: Víctor Devesa (Lugo, 2006). Su bautismo internacional fue apoteósico. Ya ha pasado más de una semana y todavía no termina de creerse que haya sido el mejor en la localidad croata de Metkovic.
—Campeón del mundo. Suena fuerte, ¿eh?
—Buff, muy fuerte. Aún no me lo creo. Para nada imaginaba que podía ser campeón del mundo, ya que era la primera vez que participaba en un campeonato internacional y desconocía el nivel que me iba a encontrar.
—¿Con qué se conformaba?
—No me puse metas. Estar allí ya era una victoria y todo lo que pudiera conseguir lo daba por bienvenido. Pensaba que quedar entre los ocho o diez primeros ya era un gran resultado, pero en absoluto creía que pudiera ganar.
—¿Tuvo que lidiar con los nervios?
—No demasiado. Esta temporada he mejorado en ese aspecto. Al volver a casa y entrenar con mi club, compito con menos presión y nervios. En el centro de tecnificación estás obligado a obtener buenos resultados y la presión es mayor.
—Pasó dos años en el centro de Pontevedra y otro en el de Trasona. ¿No le agradó la experiencia?
—Sí, sí. La experiencia fue muy positiva. Conoces a mucha gente y te dan muchas facilidades para compaginar los estudios y el deporte, pero se hace difícil estar alejado de tu familia.
—¿A quién va dedicado este éxito?
—A toda mi familia, a mis compañeros de entrenamiento, a mi entrenadora y, en general, a toda la gente que me ha ayudado por el camino. Sin ellos no habría conseguido esto.
—Se entregaron dos medallas de oro. También se la llevó el italiano Leonardo Candela. ¿Por qué?
—En la antepenúltima vuelta íbamos escapados el italiano, el sudafricano y yo, y en el porteo el italiano fue penalizado. Te penalizan por saltar un boya o chocar contra otro barco, entre otras cosas, y te pueden parar entre 15 y 30 segundos, entonces pierdes el grupo. El italiano, que remontó y acabaría segundo, reclamó al final de la regata, los árbitros reconocieron que habían cometido un error y por eso le dieron también a él el primer puesto.
—Su tiempo fue de 1.37:06. ¿Satisfecho con el crono?
—Los tiempos en piragüismo varían mucho en función de la pista. Aquí en nuestro río te saldría una marca malísima porque hay muchas corrientes y un agua muy dura, y en Banyoles, por ejemplo, que el agua está bastante más blanda, el tiempo sería mucho mejor.
—¿En una prueba de maratón pesa más la cabeza que los brazos?
—Tienes que gestionar muy bien tus energías. Ya no es solo lo resistente que seas de mente, sino lo bien que sepas gestionarte en el grupo y en las olas. En piragüismo hay lo que se llama ‘ir a ola', que es lo mismo que ‘ir a rebufo' en el ciclismo. Se dice que en una ola ahorras un 10 % de energía, por eso es tan importante. En el maratón cuenta muchísimo la estrategia. Aunque seas el más fuerte, si no sabes gestionar bien tus fuerzas pueden ganarte.
—Logrado esto, ¿cuál es su próxima meta?
—Mi gran meta es acabar el grado de Ingeniería Informática, que comencé este año. ¿En el piragüismo? Empiezo en una categoría muy exigente como es la sub-23 y mi objetivo es disfrutar y ganar experiencia para afrontar con más garantías las siguientes. Es muy probable que este año no consiga grandes resultados.
«Siempre estuve enamorado del piragüismo»
En el caso de Víctor Devesa, la afición por el piragüismo la lleva en los genes. «El piragüismo es una tradición muy arraigada en mi familia. Lo practica mi padre, mi hermana, mi madrina, mis tíos, mis primos... Lo raro sería que yo me inclinara por otro deporte. Cuando era muy pequeño ya iba a ver las regatas en las que competía mi padre y tenía muchas ganas de empezar», cuenta.
—¿Recuerda la primera vez que subió a una piragua?
—Supongo que sería con seis años, en los cursos de iniciación que se organizan aquí. Con siete, yo creo que ya formaba parte del Cidade de Lugo.
—El invierno es duro en Lugo y muchas veces toca entrenar en el Miño con lluvia, frío, humedad, niebla... ¿En algún momento se planteó cambiar de disciplina?
—Es verdad que a veces las condiciones no ayudan, pero nunca se me pasó por la cabeza dejarlo porque siempre estuve enamorado del piragüismo.
—¿Probó en otros deportes?
—Hice natación de niño, pero mi destino era el piragüismo. Siempre me ha gustado mucho remar.
—¿En qué emplea su tiempo de ocio?
—Ahora mismo, entre el deporte y los estudios, apenas dispongo de tiempo libre. El poco que tengo lo dedico a salir con mis amigos, a leer y no mucho más.
—Galicia es cuna de grandes palistas. ¿A qué cree que se debe?
—Tenemos un gran centro de alto rendimiento deportivo en Pontevedra. De allí salieron, entre otros, Rodrigo Germade y Teresa Portela. Además, hay una gran tradición de piragüismo en Galicia, así que lo raro sería que no salieran buenos palistas.
—¿Tiene algún referente?
—Tengo varios. Fernando Pimenta es un palista portugués que me encanta. También, cómo no, Carlos Pérez, Perucho, y Saúl Craviotto.