Un bronce del K4 para la historia en los Juegos de París

Paulo Alonso Lois
Paulo Alonso PARÍS

DEPORTES

AFP7 vía Europa Press | EUROPAPRESS

En una final con condiciones complejísimas, el betanceiro Arévalo y el cangués Germade añaden otro podio a su plata de Tokio 2020 en la prueba reina del piragüismo

09 ago 2024 . Actualizado a las 09:08 h.

Suenan tambores de guerra en Vaires-sur-Marne. Aquí fue donde Juana de Arco, la campesina heroína de Francia, derrotó a los borgoñones en el siglo XV. Aquí se prepara una regata descomunal en la prueba reina del piragüismo, un K4 500 metros donde cada día se venden más caras las medallas. Y aquí, en unas condiciones complejas, porque sopla el viento en contra que agita las banderas y se levanta una ligera ola, se dejan la piel Carlos Arévalo (1990) y Rodrigo Germade (Cangas, 1993). Porque no falta nadie en la regata que reparte las medallas. Después de 80 segundos de esfuerzo titánico, el barco español, el emblema del proyecto olímpico nacional, cruza la meta convertido en leyenda. A la plata de Tokio 2020 suma ahora el bronce de París 2024 una tripulación de la que forman parte otros dos mitos, el catalán Saúl Craviotto, al que seis medallas olímpicas contemplan, y el mallorquín Marcus Cooper, que ya va por tres a sus 29 años. El podio se decanta por apenas 25 centésima:  (1.19,84), el K4 más poderoso no ya del momento, sino de las últimas décadas, plata para la emergente Australia (1.19,84) y bronce para España (1.20,05). Embarcaciones potentísimas se quedan fuera del podio. Con los ocho finalistas en un margen de dos segundos y 19 centésimas.

Los interminables brazos de Saúl Craviotto, pura fibra en sus 192 centímetros y 93 kilos de peso, impulsan el K4 español al inicio de la regata. Entre la furia del catalán, uno de los mejores piragüistas de todos los tiempos, y la descomunal potencia de velocista de Arévalo, el barco se pone en marcha desafiando a los elementos. El viento no frena su deslumbrante puesta en escena, un torbellino sobre la lámina de agua a razón de 160 paladas por minuto. El plan se ejecuta según lo previsto por los entrenadores Miguel González, el Abuelo asturiano que lleva 20 años fabricando campeones olímpicos, y Álvaro Fernández, Fiuza, el pontevedrés que ha aportado una nueva visión al cuerpo técnico del K4 español.

Por eso, después de unos metros en los que Alemania, Australia, Serbia y Hungría se dejaron ver por delante, en la primera gran referencia, el ecuador de la regata por las medallas, el K4 500 se sitúa por delante, muy vigilado por el barco teutón y el húngaro.

El barco español fija el rumbo a su ritmo de mitad de regata, las 125 paladas por minuto de la parte central de la prueba. Y es entonces cuando empieza a asomar la proa de Alemania, constante, inmisericorde, para prolongar ambos un pulso de época. Ocho años ya contemplan su rivalidad. Y por detrás se une a la fiesta Australia, el barco que se reivindica desde hace unas temporadas.

Ucrania y Lituania dan el cambio de ritmo por detrás, protegidos del viento por la grada, y empiezan a remontar desde la séptima y la sexta plaza. Nadie va a regalar nada. Es el momento en el que los palistas vuelven a vaciarse, porque ya no hay nada que guardar, acercándose otra vez a las 150 paladas por minuto.

España ve pasar por delante a Australia, pero resiste en puestos de podio. Aprietan los dientes los cuatro hércules del K4 nacional. Ni Ucrania ni Lituania les va a arrebatar el podio ya. Dos medallas olímpicas contemplan ya a este barco, historia del piragüismo.

Craviotto suma la sexta medalla, una por encima de Cal, la otra gran leyenda del piragüismo

Saúl Craviotto ya es el único español con seis medallas olímpicas (dos oros, dos platas y dos bronces). Supera así los cinco podios del otro mito del piragüismo español, el canoísta de O Hío David Cal (un oro y cuatro platas), los cuatro del ciclista Joan Llaneras (dos oros y dos platas), la nadadora Mireia Belmonte (un oro, dos platas y un bronce), la nadadora de artística Andrea Fuentes (tres platas y un bronce) y la tenista Arantxa Sánchez Vicario (dos platas y dos bronces).

Álvaro Fernández, Fiuza, el entrenador gallego detrás de los éxitos del barco

Con Miguel García como entrenador principal, este curso se unió al equipo técnico del K4 500 el pontevedrés Álvaro Fernández, Fiuza. Y el papel del siete veces medallista en el Campeonato del Mundo de maratón y cinco veces podio en el Europeo de larga distancia ?ha sido fundamental. Un soplo de aire fresco.