Así es Niko Shera: el georgiano de corazón de oro y alma gallega que acarició la medalla en París: «Es un caballero del deporte»

Elba de la Barrera Agulló
E.Barrera FERROL / LA VOZ

DEPORTES

MIGUEL GUTIERREZ | EFE

Fanático del Real Madrid, luchador incansable y un vigués más, el yudoca vio truncadas sus opciones al caer frente al uzbeco Turoboyev

01 ago 2024 . Actualizado a las 19:07 h.

Nikoloz Sherazadishvili (Georgia, 1996), conocido como Niko Shera, «es un oro en todos los sentidos, tanto el deportivo como en lo personal». Lo tenía claro Mario Muzas, presidente de la Federación Galega de Yudo, que apostaba por un dos seus para estos Juegos Olímpicos de París. Y es que  Niko, que estrenaba en una Olimpiada la categoría de -100 kilos, llegó a Galicia siendo un adolescente y aquí quiso quedarse y elevar a lo más alto a la tierra que le brindó la oportunidad de crecer.

Vinculado al prestigioso club Famu de Vigo, Shera recaló en España en el 2010 acompañado de su familia y en busca de dar un impulso a su carrera como yudoca. Aficionado también al fútbol y seguidor confeso del Real Madrid, alcanzó el cielo en Bakú 2018 siendo el primer español en convertirse en campeón mundial en la categoría de -90 kilos siguiendo la estela de Isabel Fernández (1997) y Miriam Blasco (1991). Un laurel en el que Niko Shera peleó, a buen seguro, con ánimo de rendirle un homenaje a su padre, fallecido el año anterior.

 

 
 
 
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«Para nosotros es una ilusión tremenda que deportistas de este nivel, que pudiendo irse a cualquier club o Federación del mundo, nos escojan a nosotros sin ningún incentivo económico por reconocimiento a nuestro trabajo», valoraba Mario Muzas sobre la decisión de Niko de apostar por la calidad de preparación gallega frente a las suculentas ofertas de otros territorios de la geografía española.

Capear el temporal

Tras ver truncadas sus expectativas en los Juegos de Tokio, competición a la que acudió con su compatriota y que se quedó a las puertas del bronce en -90 kilos Tato Mosakhlishvili de 'uke', Shera decidió dar el salto a -100 kilos.

Medalla de bronce en el Campeonato del Mundo en Abu Dabi, el yudoca de alma gallega evidenciaba que la rotura de ligamento cruzado que le había obligado a pasar por quirófano en enero del 2023 quedaba atrás.

 
 
 
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Empezaba una nueva era, con un día D marcado a fuego en su calendario: el 1 de agosto. Pisó el tatami, flanqueado por Quino Ruiz —preparador nacional—, y se midió en su debut en los octavos de final al húngaro Szombor Veg en un combate, que se saldó con una remontada firme del español al  'waza-ari' inicial cosechado por el húngaro. Tocaba seguir.

Se truncó la jornada en cuartos, frente al suizo Daniel Eich, que logró imponer su ley privando a Niko de paladear oro y plata.  Se la jugaba con el nipón Aaron Wolf, decimotercero del mundo y campeón olímpico, en el repechaje. Llevó la iniciativa, protagonizando la mayor parte de las entradas en un duelo que se acabó dirimiendo en el golden score.Seis minutos y cuarenta y siete segundos sobre el tatami y un ippon de derribo, ejecutado con la técnica Uchi-mata, acabaron conduciendo al yudoca español a la pelea por el bronce con el uzbeco Muzaffarbek Turoboyev, cuarto del mundo. 

No pudo ser. Cayó Niko ante Turoboyev negando a España la posibilidad de colgarse una segunda medalla en la disciplina de yudo y acompañar a otro deportista con licencia gallega como Fran Garrigós en un nuevo capítulo dorado en la historia de esta modalidad deportiva. No obstante, el yudoca de corazón de oro y alma gallega ha demostrado ya a lo largo de su trayectoria, vital y deportiva, que caer es sinónimo de levantarse. 

«Es un ejemplo para todos, está jodido por dentro pero no exterioriza. Ha perdido. Sabe que lo ha tenido muy cerquita y lo merece, pero el deporte es así y a seguir luchando y entrenando», valora un Mario Muzas que ya ha tenido la oportunidad de arropar a Niko. «Es un quinto diploma al que no llega todo el mundo y, en su caso, doble campeón mundial y quinto olímpico...no puede decirlo todo el mundo», apostillaba el presidente de la federación que avanza que mañaa Niko estará ya focalizado en el siguiente objetivo.

«Es una persona compañera, ayuda a todo el mundo. Hay gente que viene de su país y que no tiene recursos y les ayuda. Es un cielo de persona. No podemos nada más que lamentarnos porque si alguien lo merecía era él», reflexionaba Muzas que pone en valor que todo el mundo aprecia a Niko dentro y fuera del tatami. «Es un caballero del deporte y todo el mundo le respeta», zanja.