«La actitud es el factor diferencial para la inmensa mayoría de gente», sostiene el tío y exentrenador de Rafa Nadal
07 jun 2024 . Actualizado a las 22:30 h.«Es un congreso de fútbol y yo soy un entrenador de tenis. Un entrenador que tuvo mucha suerte: tuve un gran jugador y así es fácil ser un buen entrenador». Toni Nadal arrancó así su interesante conferencia dentro del congreso O camiño do Futgal, organizado por la Federación Galega de Fútbol. La centró en lo que considera un aspecto nuclear para el éxito deportivo: «He podido comprobar con mi sobrino que lo que le ha permitido estar entre los mejores no ha sido la nutrición, la tecnología o la biomecánica. Lo que le ha permitido estar arriba es la actitud. Es el factor diferencial para la inmensa mayoría de gente. Si te acostumbras a poner una gran actitud, acabas teniendo una gran aptitud».
«Nunca le escondí a Rafael que mejorar cuesta —compartió—. Hoy en día vivimos en un mundo que nos quiere hacer creer que las cosas son fáciles e inmediatas». No abandonó el hilo: «Quieren que les demos siempre mensajes positivos a los chicos, que eleven su autoestima y confianza. Yo creo que lo que elevan es el autoengaño».
«Mi compromiso con mi sobrino fue decirle en todo momento lo que le haría mejorar, no lo que le haría sentir bien. Nunca fui políticamente correcto», subrayó.
Puso un ejemplo muy concreto: «Hace años teníamos que jugar la final de Montecarlo con Roger Federer. Hora y media antes, Rafael me preguntó cómo veía el partido. Yo le contesté: ‘Complicado. Su drive y su revés son mejores; su volea es mucho mejor que la tuya...’, y ya le iba a decir que en el saque no hay color, cuando me replicó que vaya moral le daba. Ahí le expliqué: ‘Te puedo engañar, pero en hora y media el suizo no nos va a engañar’. La clave es enfocar la realidad y buscar cómo afrontarla».
«Quien necesita engañar a sus jugadores o necesita engañarse es quien no tiene confianza en sí mismo. En el deporte es muy importante tener confianza y trasladarla», reseñó.
Centrado en el trabajo con su sobrino, Toni Nadal detalló que «durante toda la etapa de formación intenté ser una dificultad para él. Fui un entrenador duro, creí siempre en la dureza como medio para conseguir lo que nos habíamos propuesto. Lo que le pedí siempre es ser consecuente con lo que había elegido. No puedes aspirar a ser uno de los mejores del mundo y no ser consecuente con ello. En la vida siempre hay que pagar un precio».
«Fui duro con Rafael porque lo vi dispuesto y porque le tenía gran estima», sostuvo, aclarando que «el deporte no me motiva más de la cuenta. Sobre todo me motiva como superación personal. Por eso procuré poner siempre las cosas difíciles a mi sobrino. Hoy vamos por el otro camino».
«La frustración viene de una búsqueda exagerada de la inmediatez, una no aceptación de la realidad y una sobrevaloración personal. Por mucho que le digas a tu jugador que es muy bueno, va a tener que acabar enfrentándose a la realidad», incidió.