La roja de Araujo cambió todo el partido. El resultado de París le dio la oportunidad de prepararse bien al Barcelona, que presentó un gran partido por muchos motivos, buscando tener el control. El PSG tocaba, pero la jugada de la falta de Araujo marcó un antes y un después.
Desde ahí, el Barcelona lo perdió todo. La estrategia, la ventaja, la posesión... En ese tipo de jugadas, contra un rival como el París, no te puedes permitir dar esa ventaja. Es preferible dejarle avanzar. Si marca, las cosas se aprietan, pero continúas con los once jugadores. Hubiese sido mucho más ventajoso para el Barcelona.
La jugada marcó la diferencia por el rival que tenían en frente. A Mbappé, Dembélé, Barcola y compañía no los puedes dejar solos en un uno contra uno. Sacando a Yamal, Xavi renunció a tener posesión y a jugar en campo contrario. Cuando tienes muchos jugadores, tienes muchos espacios y más reducidos. Con menos jugadores, hay menos espacios pero más grandes. El PSG tiene a esos jugadores arriba, que son imparables en el uno contra uno.
El empuje final, antes del segundo de Mbappé, fue lanzarse a la desesperada. El PSG perdió el control, pero el Barcelona no metía miedo. Estaba limitado a lo poco que podía hacer. Xavi se equivocó con el planteamiento en la segunda y todo ello finiquitó la participación del Barcelona en esta Champions.