La derrota frente al Fulham (2-1) impide a los de Mikel Arteta cerrar el año en lo más alto de la tabla de la Premier
31 dic 2023 . Actualizado a las 17:16 h.Errático y con menos intensidad que su rival, el Arsenal perdió por 2-1 ante el Fulham y cerró el 2023 con otro pinchazo, el cuarto en sus últimos cinco partidos de la Premier League, para alejarse del liderato que seguirá en poder del Liverpool cuando termine la vigésima jornada de la liga inglesa.
Sólo tres días después de caer derrotado ante el West Ham (0-2), el Arsenal volvía a la pelea. La competición no para, es agotadora física y mentalmente para los jugadores. Un partido tras otro, sin apenas descanso. Todo por el bien del público, disfrutón durante las fiestas navideñas, pero cargante para todos los equipos. Y, algunos, lo llevan mejor que otros.
A los londinenses les habría venido bien un parón navideño. Ya presentaban síntomas de debilidad antes del inicio de las fiestas después de perder 1-0 con el Aston Villa. Se recuperaron con una victoria sobre el Brighton (2-0) y volvieron a pinchar después tras empatar frente al Liverpool (1-1). En total, una sola victoria en sus últimos cuatro partidos antes de visitar al Fulham.
Por eso no podían fallar más. Los hombres de Mikel Arteta debían ganar para situarse en el primer puesto de la Premier un punto por encima de los reds, que este lunes disputarán su encuentro de la jornada. Y el Arsenal, de inicio, no defraudó, con un explosivo comienzo en el que Saka abrió pronto el marcador después de aprovechar un despeje de Leno a un remate de Martinelli.
Los dos hombres más eléctricos del de los visitantes consiguieron derribar a la defensa del Fulham, que con Bassey al frente ya no dejaría muchas más opciones a su rival. Incluso el mismo Bassey, a la media hora, robó una pelota cerca de su área que fue clave para que Raúl Jiménez marcara el tanto del empate. El central del anfitrión inició la jugada que pasó por las botas de Cairney, que desde la izquierda puso un centro medido para que el delantero mexicano, a placer, marcara el 1-1.
Fue un premio justo para el Fulham, mucho más intenso que el Arsenal y también mejor en la segunda parte, en la que Arteta sustituyó a Kiwior por Tomiyasu para cerrar el agujero en el que se había convertido la banda izquierda el cuadro gunner. No funcionó. El Fulham siempre tenía una marcha más que todos los jugadores del Arsenal y consiguió adelantarse en el marcador con un remate de Decordova-Reid a la salida de un córner.
El Arsenal reaccionó con un remate de Saka, que mandó al Támesis un remate cuando estaba solo debajo de la portería de Leno. Fue prácticamente la última ocasión para su equipo, que durante la última media hora ya casi no volvió a inquietar al Fulham. Incluso se salvó de la sentencia gracias al travesaño (disparo de Pereira) y a Raya, que con una estirada espectacular evitó el que habría sido un golazo de Cairney desde fuera del área.
Al final, el diluvio universal hizo acto de presencia en Craven Cottage y el Arsenal ahogó sus penas entre la lluvia. El Fulham dio una lección al equipo de Arteta, incapaz de igualar en intensidad a un equipo que firmó un partidazo con el que certificó el derrumbe del Arsenal en unas fiestas navideñas para el olvido: con un partido más, ya es cuarto a dos puntos del Liverpool.