El ala defensiva de los Raiders afirma que un grupo de bomberos lo ingresaron en un centro de salud mental sin su consentimiento
28 sep 2023 . Actualizado a las 10:17 h.El ala defensiva de los Las Vegas Raiders de la NFL, Chandler Jones, ha asegurado en un comunicado reciente en sus redes sociales haber sido ingresado en un centro de salud mental contra su propia voluntad.
Jones, que había estado ausente desde hacía algo menos de una semana, afirma en su cuenta en X que, tras responder al timbre de su casa, un grupo de entre cinco y siete bomberos lo forzó a entrar en una ambulancia, donde también indica que fue inyectado con una sustancia desconocida. Por su parte, según narra el jugador, la policía alegó motivos de seguridad para Jones y «preocupación sobre él por sus últimas publicaciones en la red».
El ala defensiva de los Raiders también narra que, durante su internamiento en el centro de salud mental Seven Hills, sus derechos fueron vulnerados en diversas ocasiones: «Allí intentaron forzarme a tomar medicación y diversas inyecciones. No tenía mi teléfono ni forma de comunicarme».
Asimismo, Jones señala con frustración que, posteriormente, las llamadas efectuadas a Dave Ziegler, mánager general de los Las Vegas Raiders, no fueron respondidas. «Lo llamé seis o siete veces pidiéndole ayuda, imaginando que podía haber sido él quien me había metido aquí, pero él nunca contestó. Solo quiero saber por qué no puedo entrar todavía en las instalaciones de mi equipo y tengo que continuar viendo a mis hermanos sufrir cada domingo», afirma en su comunicado el jugador nacido en Rochester.
«Cada partido que no compito estoy perdiendo un millón de dólares. Estoy atrapado aquí, estoy muy sano. Lo único que sé es que quien me haya metido aquí tiene malas intenciones. Soy una persona demasiado fuerte para estar mentalmente roto de esta manera», lamenta Jones al cierre de su comunicado.
Comportamiento errático
Antes de que el propio jugador desvelase su internamiento, Chandler Jones ya era observado con lupa por diferentes publicaciones en redes sociales, de las que se deducía una conducta notoriamente extraña.
En primer lugar, tras el encuentro que enfrentó a los Raiders con los Buffalo Bills, Jones publicó una serie de tuits justificando su ausencia en el choque y acusando a Mark Davis, dueño de la franquicia de Las Vegas, de guardar secretos sobre abuso infantil. «Podéis llamarme lo que queráis, guerreros del teclado. Mientras tanto, nuestros hijos están siendo víctimas de abuso», expresó el jugador neoyorquino, apartado de la lista de activos de la franquicia por motivos personales.
Posteriormente, el jugador de los Raiders publicó en sus historias de Instagram dos vídeos que confirman las sospechas de sus chocantes actitudes. El primero de ellos, en el que etiqueta a LeBron James sin motivo aparente, está protagonizado por el propio Jones, que se encuentra comiendo cereales. En el segundo, el ala defensiva neoyorquino etiqueta al rapero Kodak Black mientras enfoca a un paquete de botellas de agua.
Chandler Jones ha sido abierto durante su carrera respecto a sus problemas y dificultades viviendo con CTE (encefalopatía traumática crónica), y las publicaciones de las últimas semanas arrojan más luz sobre la situación del jugador.
Dadas las circunstancias y características del fútbol americano como deporte, es probable que la exposición prolongada a golpes en la cabeza y potenciales conmociones cerebrales a lo largo de su carrera pudiese haber hecho mella en su estado de salud mental, llevándolo a esos comportamientos.
Aunque el jugador ha dejado entrever que esta dolencia crónica podría ser un tema genético —su hermano Jon, luchador de la UFC, también la padece—, la posible justificación de su conducta errática en los últimos tiempos parece responder a la práctica deportiva.
La NFL, pionera en los protocolos de conmoción
La NFL ha sido pionera en su era moderna en términos de protocolos de conmoción cerebral, puesto que busca asegurar el bienestar del jugador desde el momento en el que sufre el impacto hasta su recuperación.
En primer lugar, el deportista afectado es retirado del campo inmediatamente para ser examinado. A continuación, el personal médico revisa ciertos síntomas claves, tales como la pérdida de consciencia, la amnesia, la inestabilidad motora severa y la «respuesta de esgrima», una posición antinatural de los brazos producida por el impacto sobre el encéfalo.
Después de estos chequeos, el jugador deberá someterse a un examen médico por parte de otros profesionales, que determinarán los plazos y pasos a dar en el tratamiento.
Sin embargo, donde la NFL todavía tiene mucho trabajo por delante es en el campo de la salud mental. Muchos jugadores, como Aaron Rodgers, quarterback de los Jets de Nueva York, se han hecho eco de la necesidad de poner en el foco el factor psicológico con el que deben bregar los deportistas, sometidos al juicio público y a la presión de los resultados.
En el año 2019, la liga, junto con la asociación de jugadores (Nflpa), puso en marcha el primer conato de servicio de apoyo a la salud mental bajo el nombre de «Salud y Seguridad de los Jugadores». Desde entonces, la NFL ha mostrado mediante una serie de vídeos algunos testimonios de diversos deportistas de la liga.
Del mismo modo, con el paso de los años se ha formado un comité de profesionales para desarrollar programas educativos para entrenadores, jugadores y miembros de las familias de los deportistas en cuestión de salud mental y prevención del suicidio, con el objetivo de «librar a la sociedad del estigma».
Con todo, en comparación con otros deportes, la inversión en salud mental en el fútbol americano —el cuarto deporte con más federados en EE. UU.— continúa siendo un tema recurrente.