Zelinda Spencer Conceiçao se impuso en la prueba solidaria herculina
24 sep 2023 . Actualizado a las 18:32 h.Pasan unos minutos de las nueve de la mañana y las calles de la Sagrada Familia muestran un inusual ambiente rosa. Numerosas mujeres andan a buen ritmo, camino de Riazor. Durante el trayecto, a la vuelta de cada esquina, otro grupo aparece y se une a esta minimarea. A las nueve y media, los aledaños del Palacio están absolutamente teñidos de este color que es mucho más que un color; es sentimiento, ilusión, reivindicación, solidaridad. Suena la megafonía. Se escucha a la periodista de Radio Voz, Loreto Silvoso, invitando a las deportistas y no tan deportistas a levantar las manos. «Bienvenidas a la carrera de la mujer de A Coruña», comenta ante el jolgorio.
No es una prueba más de las muchas que se disputan anualmente en la ciudad herculina. Es la de las mujeres. Música en Riazor. Rostros conocidos se acercan. Artistas, políticas, deportistas... Nadie quiere perderse una ruta en la que lo de menos es quién la gane —el triunfo final fue para Zelinda Spencer Conceiçao, con un tiempo de 24 minutos y 46 segundos—. Lo que, realmente, importa es que todas se hagan ver y oír.
Unas perfectamente uniformadas con zapatillas, pantalón corto y camiseta. Otras, con ropa de calle. Las hay que portan bolso. Otras arrastran la silla de sus hijas. Hasta hay mujeres que corren, o caminan, eso es lo de menos, en compañía de sus mascotas. Todo vale para mantener la magia.
Varios kilómetros de pelotón
Cuando las últimas salen, la marea ya se puede ver en la otra punta del Paseo. Todo al rosa. Ni una duda. La intención cuenta. Incluso para las menos preparadas que no corren. Andan. También vale. Pasan los minutos. Llegan las más rápidas. Marcan un ritmo de 4 minutos el kilómetro. Nada mal. Poco a poco aparecen las más retrasadas: desde niñas hasta bisabuelas. Una manzana, una botella de agua y una bolsa con unas gafas, un cartón de leche, una barrita energética, un picoteo y un pañuelo. Son el premio para las seis mil campeonas que tomaron parte.
La carrera terminó. Pero no las ganas. Muchas se quedan a despedir la fiesta a ritmo de zumba. Más de seis kilómetros después, aún tienen ganas de más. De volver. Misión cumplida. Hasta el próximo año. Porque, no hay quien pueda con las mujeres marineras.