Gracias Jorge Vilda, pero váyase, por favor

Iván Antelo REDACCIÓN

DEPORTES

DEAN LEWINS | EFE

23 ago 2023 . Actualizado a las 15:26 h.

Jorge Vilda también es campeón del mundo. Y merece su reconocimiento. Junto a Sarina Wiegman (Inglaterra), Peter Gerhardsson (Suecia) y Futoshi Ikeda (Japón), ha sido el que mejor supo leer los partidos. Con sus errores, como el batacazo ante las niponas, que le pilló inmóvil en el banquillo, sin capacidad de reacción, pero con bastantes aciertos en la toma de decisiones. Tuvo plan B y cambió a jugadoras de posición en momentos clave. Eso debe reconocérsele. Lo hizo bien.

Por eso es un buen momento para que se vaya. Para que lo deje. Nadie, salvo Luis Rubiales, le quiere. Aproveche la estrella para firmar un buen contrato en otro club o selección. El presidente de la federación sacó pecho diciendo que tenía muchas ofertas. No lo dude. Acepte una. Las jugadoras no lo quieren. Ya se lo dejaron claro. Incluso durante la celebración. Las caras de ellas durante su discurso, en el festejo, lo decían todo. Ha dejado mucha tierra quemada en ese vestuario. Incluso en esta última concentración, durante el Mundial. Envió al banquillo a jugadoras que no quisieron portar el brazalete. «No quiero llevar algo que no me pertenece», le dijeron, en alusión a que las verdaderas capitanas eran las díscolas Jenni Hermoso, Alexia Putellas e Irene Paredes. Incluso en la final tuvo problemas para comunicarse con algunas en pleno partido. Con el balón parado durante muchos minutos, tuvo que utilizar a Olga Carmona de intermediaria para que hablase con Mariona y Aitana. No lo quieren ellas, ni tampoco la gente. El lunes lo abuchearon en la celebración de Madrid.

Para algunos, ya le ha ganado el pulso de las 15. Aprovéchelo para irse. El que venga no va a poder mejorar su resultado y reafirmará su postura oficial de vencedor. Como mucho, y es muy difícil de conseguir, lo igualará. Váyase dejando esa idea en los que no estén tan metidos en la problemática. Pocos saben que el gesto de las rebeldes le obligó a realizar cambios. Igual que el plante del 2015 sirvió para poner fin a la etapa de Quereda y que se empezasen a preparar las competiciones, mínimamente, aunque ello costase sacrificar a una leyenda como Vero Boquete; después de la carta de las 15 hay más fisios, una nutricionista y un psicólogo a disposición de las jugadoras. Hasta se ha conseguido viajar en chárter. Como ellos.

El fútbol femenino necesita dejar de batallar. Debe unirse, para aprovechar el tirón de este momento y crecer. Y con usted, Jorge Vilda, eso no va a ser posible. Usted, divide. Gracias por este Mundial, pero váyase, por favor.