Luis Suárez, en su entrevista en La Voz en 1954: «No quiero decir que triunfé»

LA VOZ REDACCIÓN

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Vicente Leirachá entrevistó a Suárez ya en el Barcelona, de vuelta a casa. «Si hay apuro, echaré una mano en la carnicería», decía sobre el negocio familiar

10 jul 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

En julio de 1954, Suárez ya llevaba unos meses en el Barcelona. Durante sus vacaciones en A Coruña, ofreció una entrevista antológica a Vicente Leirachá. A continuación se reproduce un extracto.

Suárez regresa un poco más alto, a pesar de que solamente haya estado fuera unos meses. Dice que creció un par de centímetros, que, desde luego, se le notan. Viste un flamante traje gris con camisa veraniega de un amarillo chillón; zapatos de rejilla y el semblante con su media sonrisa que le hace parecer un niño.

—Los amigos, ¿siguen siendo amigos de Lulsito?

—¿Por qué no? Los amigos que yo dejé aquí, son, quizá, más estimados que los que uno se hace cuando llega a triunfar por ahí adelante.

—¿Triunfaste tú?

—No quiero decir eso...

—Ya sé, pero dime: ¿has triunfado en el Barcelona?

—Jugué todos los partidos de Copa.

—¿Estás contento en Barcelona?

—Plenamente satisfecho.

—¿Has ganado mucho dinero desde que te fuiste?

—En siete partidos, mucho más que en el Deportivo durante la Liga.

—¿Qué primas os dan?

—Según; en la final teníamos de cuatro a cinco mii duros.

—¿La más fuerte que cobraste?

—Quince mil pesetas, por eliminar al Real Madrid.

—¿Con quién vives en la ciudad condal?

—En una casa particular con Maristany y Areta.

—¿Qué vida haces?

—Me levanto a las diez; voy a entrenar y tomamos unas cañas de cerveza antes de comer. Después, la siesta, el cine, y allá se queda un día atrás...

—¿Haces algo al margen del fútbol?

—Nada. Pero ahora, en septiembre pienso trabajar algo. Aun no sé en qué, pero algo hay que hacer, porque el fútbol no dura siempre.

—¿Muchos admiradores?

—Bastantes.

—¿Y admiradoras?

Se pone Luis un poco colorado, y dice que no. Uno mantiene la interrogante, y el chaval dice:

—Algunas cartas de chicas ya recibo...

—¿Qué te dicen?

—Piden fotografías.

—¿Solamente eso?

—¡Claro! Entonces, ¿qué? Lo que pasa es que si voy a algún café, siempre hay algún hincha que dice al camarero que no me cobre. Esto mismo pasa en el trolebús...

—Hay diferencia del Luisito que se fué al Suárez que regresa?

—Al margen del fútbol, ya te dije que crecí algo; después, soy el mismo.

—¿Y como futbolista?

—Cambié algo el estilo de juego. Allí se hace un fútbol más corto, siempre apoyando la jugada que lleva el compañero. Aquí, ya sabes que me gustaba mucho el pase largo...

—¿Qué vida es mejor, ¿la que haces allá o la que hacías aquí?

—Me gusta más la de aquí: es más alegre y más tranquila. Allí todo es más aprisa, y los jugadores están muy vigilados.

—¿Cuánto pagas de pensión?

—Mil quinientas pesetas; ropa lavada y planchada.

—¿Cuántos trajes te has hecho?

—Uno que me regaló el señor Tamburini, y otro que me pagué yo. Son de verano...

—¿Qué vas a hacer aquí?

—Bañarme en mi playa de San Amaro. Siempre pasé allí metido los veranos, y ahora, aunque no hace mucho sol, será una gran satisfacción para mí pasarme allí las horas y charlar con tos amigos.

—Oye, Luis, ¿despacharás a las clientas en la carnicería de tu casa?

—Si hay apuro, ya echaré una mano, claro.

—¿Habías dejado novia aquí?

—Ni la habia dejado aquí, ni la tengo allá.

—¡Qué formal...!