Disfrutamos de un muy buen partido hasta la lesión, pero a partir de ahí se acabó la semifinal. Es doloroso que se frustre así un espectáculo tan bonito, y además Djokovic tiene ahora una muy clara oportuniad de superar a Nadal en el número de grand slams. Pero estos contratiempos también forman parte del deporte.
El primer set de Djokovic fue muy bueno. Jugó muy agresivo: sacando y restando con un acierto enorme y golpeando al máximo de potencia y colocación. Alcaraz comenzó restando mal, y cometiendo, incluso, algún fallo clamoroso al jugar justo a donde estaba el rival. Errores que denotan una tensión atípica que no suele soportar Carlos. Empezó desorientado ante un rival que sabía que debía coger la iniciativa, atacarle y aprovechar los fallos del contrario.
En el segundo set Djokovic fue incapaz de mantener el ritmo de saque y golpes que estaba teniendo, mientras que Alcaraz mejoró su porcentaje de restos. Así fue igualándose el partido y a partir del 3-3 empezó a dominar Alcaraz. Con altibajos porque disfrutó de un 5-3 a su favor y, con 5-4 y 0-40, vio cómo el rival se rehízo gracias a varios servicios muy oportunos. Esa reacción obligó al español a disputar dos juegos muy duros ante un rival que se quejaba de la mano.
La semifinal pasaba a estar favorable para alcaraz, con un Dojokovic preocupado porque su superioridad había desaparecido. El partido parecía encaminado al dominio de Alcaraz. Y el tercer set comenzó con dos juegos de ritmo trepidante. ¿Qué pensaría Nole? O reaccionaba o se le podía ir ahí ya el partido si no ganaba esa manga. Hasta que llegó la desgraciada lesión de Carlos. De cara al futuro, debe intentar dosificar más los esfuerzos.