Cristian Fernández, campeón del mundo de acuatlón: «Mi profesión es lo primero, del acuatlón es imposible poder vivir»

DEPORTES

RAMON LEIRO

Entrena por la mañana y dedica la tarde a su trabajo como técnico del Galaico

30 may 2023 . Actualizado a las 11:04 h.

Cristian Fernández (Poio, 1992) ya casi se ha olvidado del oro que se colgó el 1 de mayo en el Mundial de Acuatlón de Ibiza. La rutina de trabajo y entrenamiento le han hecho pensar ya en las próximas citas. El Campeonato de España de triatlón y los Beach Games están marcados en rojo en un calendario donde el oro confirma su proyección. Había logrado el primer puesto en los grupos de edades en el 2019, pero lo ha conseguido en la categoría élite. Su sueño pasa por reeditar este título en el 2025 en Pontevedra si el trabajo se lo permite. Es su prioridad.

—¿Ya le ha dado tiempo a asimilar que uno es campeón del mundo?

—No era algo que me esperase, pero al final salió. Estoy súper contento y ahora toca seguir trabajando para nuevos objetivos. Ya pasó el momento, casi me he olvidado.

—¿Fue una carrera en la que vio pronto que podría subir al podio?

—La verdad es que cuando nos nombraron y nos colocamos en el agua tuve el presentimiento de que lo iba a hacer bien, porque veía a todos mis compañeros temblando y yo estaba súper tranquilo y dije «igual la podemos liar».

—¿Cómo se gestionan los nervios en un Mundial, cuando uno tiene las expectativas altas?

—Yo soy una persona que no se suele poner nerviosa a la hora de competir. Mi único objetivo era disfrutar de la carrera, era como si compitiese en el acuatlón de Poio.

—¿Cuándo vio que el título estaba casi asegurado?

—Eso no lo tuve seguro hasta que crucé la meta. Sabía que tenía muchas posibilidades cuando salí tercero del agua. Conseguimos abrir un pequeño espacio de tiempo con los de atrás y ahí fue cuando supe que lo podíamos conseguir, pero hasta que cruce la línea de meta no lo tuve claro, porque los rivales venían muy fuertes en la carrera.

—Y lo consiguió en un año complicado en Pontevedra al estar cerrada la piscina olímpica. Incluso, el Galaico tuvo que renunciar a un Campeonato de España.

—Sí, yo tuve suerte. Al estar en el grupo del Centro Galego de Tecnificación Deportiva (CGTD) no tuve que dejar de nadar como mis compañeros, que estuvieron fastidiados por el cierre de la piscina olímpica. No pudimos tocar el vaso de 50 metros, que siempre ayuda, pero pude mantener los entrenamientos. Pero sí que me afectó al trabajo con los chavales.

—Ahora ya están de vuelta en Pontemuiños. Pasó un año entero con ella cerrada.

—Volvimos el día después del Mundial. El 1 de mayo gané y el 2, se abrió. Le tenemos que dar las gracias a la Fundación Rías dos Sur (propietaria de las instalaciones) y al Concello, porque es muy importante poder usar la lámina de agua.

—El oro, la reapertura de la piscina... No le falta nada a este año.

—Queda seguir disfrutando del deporte y de cada prueba. Y todo lo que tenga que venir, vendrá. Si me tienen que seguir saliendo igual de bien las carreras, genial, y si no salen tan bien, voy a intentar darlo todo en los entrenamientos. No es el fin del mundo.

—¿Un oro mete presión al calendario para seguir sumando medallas?

—No, yo no vivo del deporte. Es algo que me gusta, pero yo vivo de mi trabajo. Si en el próximo Mundial me quedo en el puesto veinte, pero entrené para ganar, no pasa nada.

—Su profesión está ligada al deporte. ¿Qué es lo primero?

—Mi profesión es lo primero, del acuatlón es imposible vivir.

—Sigue entrenando a la cantera del Galaico, ¿qué le han dicho cuando volvió con el oro?

—Para ellos fue un subidón ver que el entrenador fue campeón del mundo. Estaban eufóricos, más contentos que yo.

—¿Qué sueño deportivo le queda por cumplir?

—Me hace mucha ilusión en el 2025 el Mundial de Acuatlón que se celebrará en Pontevedra, pero depende de como vaya mi vida profesional. Sí que me hace ilusión llegar, pero como no es de lo que vivo, no sé qué va a pasar antes de esa fecha.

«Pontevedra es la ciudad ideal para el triatlón»

Es de Poio, pero entrena en Pontevedra, una ciudad que reconoce que está hecha a medida para practicar triatlón.

—¿Ha podido descansar o el calendario de competiciones no se lo permite?

—Casi no pude parar porque estamos en un mes de competiciones a tope. Ahora me voy a centrar en el triatlón, porque tenemos el Campeonato de España en A Coruña y, en agosto, los Beach Games, donde participaré en acuatlón.

—¿Cuánto ha hecho el triatlón por Pontevedra y viceversa?

—Es un gustazo ver como la ciudad se mueve por cualquier deporte. Es ideal para correr, tenemos playas y el Pontillón para nadar. En invierno es perfecta para andar en bici, y tenemos de nuevo la piscina de 50, que es la mejor de Galicia.

—Tiene jornadas maratonianas por su preparación y los entrenamientos de los chavales. ¿Cómo es su día a día?

—Empiezo muy temprano. Me levanto a las 7.30 horas y a las 8.30 tengo sesión de natación. Dos horas después, a las diez y media, sesión de carrera o bicicleta y, por la tarde, trabajo de cuatro a nueve con los niños y con los máster. Tengo muchos grupos en el Galaico.

—En cuanto a los niños, la visibilidad del triatlón en la ciudad ayuda a crear cantera.

—Sí, fue una pena que con la pandemia y el cierre de la piscina no pudiésemos hacer mucha captación, pero ahora, que se ve la luz al final del túnel, estamos con muchas ganas de trabajar y aumentar esa cantera. Los eventos de casa dan mucha visibilidad. En el Multisport igual bajan al parque con los padres y ven una carrera y ya se quedan a disfrutarla.

—Usted empezó siendo nadador y pasó al acuatlón y despunta también en triatlón.

—Sí, yo creo que un triatleta tiene que practicar la natación en edades tempranas. Si no lo haces así, es más difícil. Primero nadar y después la carrera y la bici.