Ferrol se desmelena con y por el Racing: «Ojalá la fiesta no se acabase nunca»

Elba de la Barrera Agulló
Elba de la Barrera FERROL / LA VOZ

OPA RACING

José Pardo

Bengalas, fuegos y cánticos inundaron el Cantón y aledaños en una jornada histórica en la que el Racing y la ciudad jugaron el mismo partido. Búscate en la grada de A Malata: así vivimos el ascenso del Racing

28 may 2023 . Actualizado a las 13:10 h.

«Esto parece Nápoles, con las bengalas y todos cantando». Así resumía un aficionado lo que se vivió en la zona del Cantón de Molins después de la gesta del Racing en A Malata. La fiebre verde que se había venido cocinando en los últimos meses y la tensión de un choque agónico eclosionaron en una vorágine festiva a la que los asistentes no querían poner fin.

«Esto son mínimo dos días de fiesta, que yo me cogí la semana entera de vacaciones solo para esto», interpelaba otro hincha racinguista a su grupo de amigos. La realidad es que, por su edad y la de la mayoría de los congregados frente al teatro Jofre, nunca habían vivido nada igual y ya piensan en siguientes epopeyas futboleras. Incluso en poder ver al Racing en los grandes estadios de España. «Yo a Paiosaco no vuelvo, si es así cuelgo la camiseta», bromea Álvaro García, que se ha desplazado desde Barcelona para ver el partido y que, señala, hasta el personal de la aerolínea tuvo la deferencia de desearle suerte en el vuelo. «Cuando me subí al avión y había más personas con la camiseta del Racing, aluciné; parece que hoy todo el mundo es de Ferrol», concluye intentando elevar el tono por encima de los cánticos eufóricos de su pandilla.

Como la experiencia siempre es un grado, Vanesa y Óscar, que también han decidido acudir a celebrar el ascenso, apelan a disfrutar del momento y «seguir trabajando como hasta ahora». ¿Y ahora qué? «Mantenernos, mantenernos», destacan al unísono. Acudieron al Cantón acompañadas del mismo grupo con el que celebraron el ascenso del 2000, aunque se han ido sumando nuevos integrantes. «Mi marido y mi hija no estaban entonces, así que somos más», subraya emocionada.

Camaradería infinita

Botes continuos, fuegos de artificio y bengalas inundaron la plaza de Galicia de luz. No hubo baño en la fuente del Cantón, que, aunque lucía iluminada de verde, carecía de agua. Pero no impidió a los seguidores del equipo de la ciudad exhibir, ya sin freno, un orgullo que llevaba latente muchos meses. Y es que este Racing, más allá de lo vivido a lo largo de la presente campaña a nivel deportivo, ha conseguido reactivar el sentimiento de pertenencia de mayores y pequeños, que han llevado con orgullo el escudo del club y el nombre de la ciudad a un nutrido número de estadios del territorio nacional y que ya sueñan con nuevos viajes. «Ahora vamos a poder ir en avión a muchos sitios y esto ya es otro nivel. Es algo de locos», exclama otro de los muchos jóvenes que acaban de empezar una noche que será difícil de olvidar.

Los más pequeños se preguntaban unos a otros por la llegada de los jugadores, que no acudieron finalmente hasta la zona del festejo. «No os preocupéis, que esto va a durar días, todavía queda la celebración en el Ayuntamiento, y ahí ya están todos y saludan desde el balcón», los consolaba un joven allí congregado.

«Opa Racing, es un sentimiento, no puedo parar», resonaban los cánticos emitidos por las centenares de gargantas reunidas en el corazón de la ciudad para declarar su amor, el incondicional y el que está comenzando a brotar también, por el club de la ciudad.

Y es que el idilio entre el Racing y Ferrol quedó patente ya desde primera hora en una calle Magdalena abarrotada hasta la bandera. No faltaron los nietos, las abuelas, los hosteleros ni tampoco los comerciantes. El fútbol y el Racing han devuelto la ilusión a un Ferrol enfervorecido, completamente entregado a la causa. «Ojalá esta fiesta no se acabase nunca», confesaba exultante una joven a otra antes de enfilar de nuevo el rumbo hacia la calle Magdalena para continuar brincando, abrazando al compañero de grada o saludando al vecino con un decidido «aúpa Racing». Ferrol se desmelena y esto es solo el principio.