Kevin de Bruyne, el niño rechazado por su timidez y que triunfó en el mundo del fútbol

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AFP7 | EUROPAPRESS

Su familia de acogida le echó de casa con 15 años: «Hubo unas palabras que se quedaron en mi cabeza para siempre: no me querían por ser quién era, pero esa terrible experiencia fue combustible para mi carrera»

10 may 2023 . Actualizado a las 21:30 h.

«Fueron los años más solitarios de mi vida». Así define Kevin de Bruyne (Drongen, Bélgica, 1991) sus primeros pasos en el fútbol. Como cualquier niño que quiere ser profesional, el belga tuvo que hacer grandes sacrificios siendo muy pequeño. Su carácter y su forma de ser no ayudaron en su adaptación en una escuela de fútbol base. Tenía solo 15 años cuando experimentó, por primera vez, el rechazo. Primero por su familia de acogida y, años después, por José Mourinho.

El verano del 2006 cambió la vida de De Bruyne. Después de seis años en el Gante, puso rumbo a las categorías inferiores del Genk, una de las más reconocidas de Bélgica. A 150 kilómetros de distancia de su ciudad, debió dejar a sus padres y su hogar para instalarse con una familia de acogida.

«Ese primer año me fue muy bien en la escuela, en el fútbol y en casa. No había ningún problema», relató la estrella del Manchester City en una entrevista en The Players. «Finalizada la temporada, hice mis maletas, me despedí y me dijeron: ‘Nos vemos después de las vacaciones, que tengas un buen verano'», explicó. Nada hacía presagiar lo que estaba por venir. «Cuando regresé a mi casa y entré por la puerta vi a mi madre llorando. Me puse en lo peor, pensé que se había muerto alguien. En ese instante, ella me dijo las palabras que dieron forma a mi vida: ‘No quieren que vuelvas, la familia de acogida ya no te quiere ahí'. Pregunté el motivo y me respondió que por ser quién soy. Dijeron que era demasiado tímido, callado y que era difícil la convivencia. Realmente, me sentí abandonado. Hubo unas palabras que se quedaron en mi cabeza para siempre: no me querían por ‘ser quién era', pero esa terrible experiencia fue combustible para mi carrera», contó el futbolista.

Años más tarde, cuando Kevin fue adquiriendo renombre en el fútbol, la familia de acogida volvió a acercarse a él. Pero ya no había vuelta atrás, porque el daño ya estaba hecho. «La gente cambia cuando te va bien. Se acercaron a mí, pero les dije: ‘No, lo siento'. ¿Me tiraron a la basura y ahora que me va bien quieren que vuelva?», se preguntó el jugador durante una entrevista. Y no volvió.

Rechazado por Mourinho

Pero esa no fue la única vez que De Bruyne se sintió rechazado en su carrera. En el 2012, Klopp intentó ficharle para el Borussia Dortmund. Pero el belga tenía mayores expectativas. Pocos proyectos podían competir a nivel económico con lo que le ofrecía el Chelsea de Abramovich. Mala decisión. En su primer curso apenas contó con minutos y, en el mercado de invierno se marchó cedido al Werder Bremen. La segunda temporada fue todavía peor. Con Mourinho de vuelta, se estancó en el banquillo.

«Creí que entraba en sus planes, pero solo jugué tres partidos hasta diciembre. Entonces, me llamó, fui a su despacho, sacó algunos papeles y dijo: ‘Una asistencia, cero goles y diez recuperaciones'. Me llevó un minuto entender qué estaba diciendo. Empezó a leer las estadísticas de otros compañeros, y yo le dije que ellos habían jugado veinte partidos, no tres como yo», le contestó el belga, quien intuyó que Mourinho le tildó de llorón. En enero del 2014 le traspasaron al Wolfsburgo, donde empezó a cosechar sus éxitos y a convertirse en un futbolista de primer nivel.