Las lágrimas de Jagoba Arrasate

Xosé R. Castro VIGO

DEPORTES

MARCELO DEL POZO | REUTERS

Profesor de profesión y que comenzó a entrenar en Preferente, el técnico de Osasuna sabe mejor que nadie lo que significa llegar a una final con un equipo pequeño

07 may 2023 . Actualizado a las 21:29 h.

Jagoba Arraste quiso ser entrenador desde el primer día que colgó las botas como delantero sin demasiado recorrido. Precavido, opositó y ejerció de profesor, pero puso el tope de la media jornada para dejarle tiempo a su pasión: el fútbol.

Comenzó en Preferente con el Berriatuko, el equipo de su pueblo, y en el Elgoibar inició una carrera que le llevó a tocar la élite con la Real Sociedad, pero cuando los días de técnico txuri-urdin tocaron a su fin, no tuvo ningún problema en reengancharse en el Numancia antes llegar al Osasuna en Segunda División.

Por picar tanta piedra sabe que lo que cuesta cada conquista de un conjunto modesto.P Por eso el sábado, a la conclusión de la final de la Copa del Rey, comenzó a llorar mientras se dirigía a la zona en donde estaba la afición navarra. Porque Jagoba sabe mejor que nadie que quizás pasen muchos años hasta que los rojillos vuelvan a tener la posibilidad de abrazar su primer título en los más de cien años de su larga historia.

Pero esas lágrimas también podrían ser de satisfacción y orgullo por hacer de un grupo de peloteros de clase media, con un presupuesto de los más pequeños, un equipo respetado, reconocible y que está haciendo una temporada para enmarcar con la vía de la Conference todavía muy abierta para volver a Europa.

Las lágrimas de Jagoba también pueden tener sabor gallego, porque cuando el Osasuna iba hacía la roca del descenso, Braulio Vázquez, el director deportivo, dejó claro que nadie se bajaría del barco y que se irían a Segunda o permanecerían con el mismo entrenador. Aquella muestra de confianza fue el primer paso para que La Cartuja se rindiese a la propuesta atrevida del Osasuna y a las lágrimas del profesor Arrasate. Los gestos no dan títulos, pero enaltecen a un deporte con demasiados egos.