Aston Martin sorprendió a propios y extraños. Ni ellos mismos esperaban hacer un coche tan bueno. En poco tiempo han sabido dar un paso de gigante y desarrollar el segundo vehículo más rápido. Han encajado a muchos fichajes de ingenieros y, además, tienen un plan de mejoras más grande y potente que Red Bull. Cabe la esperanza de que la brecha se acorte.
Alonso marca las diferencias. Sabe sacar toda la información posible del monoplaza. En definitiva, sabe guiar a los ingenieros. El equipo está lanzado y tiene la seguridad de que cuenta con un piloto con hambre. No ha perdido ni la ilusión, ni las ganas, ni tampoco la velocidad. Y tiene más experiencia que los demás. Cualquier piloto de la parrilla con este coche puede quedar entre los diez primeros, pero Alonso es rápido en cualquier situación. Da igual si va con neumáticos duros o blandos, o con más o menos gasolina.
El próximo Gran Premio de Australia será la prueba de fuego definitiva para el AMR23. Es un circuito diferente a Arabia Saudí y Baréin porque se necesita más frenada y aceleración. Si en Oceanía funciona bien el Aston Martin, lo hará el resto del año. El monoplaza es muy completo. A nivel de aerodinámica funciona de forma excelente.
El asturiano podrá optar a una victoria en circuitos proclives a que sucedan incidencias, como Bakú o Mónaco. Todo dependerá del desarrollo que tenga el Aston Martin. Red Bull están en otra liga y es superior, pero quizás no tanto. Alonso no está lejos de poder alcanzar una nueva victoria.
Celso Míguez Pereira es empresario; y piloto de fórmulas y GT gallego.