Cuidar la mente puede mejorar el rendimiento deportivo hasta un 25 %

Joaquin Dosil

DEPORTES

Erdem Sahin | EFE

19 mar 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Un deportista no acude al psicólogo solo porque tenga problemas como todo el mundo, sino para aumentar su rendimiento. Algunos hablan de que la parcela mental influye un 25 % en el rendimiento, junto al físico, la técnica y la táctica, aunque el porcentaje varía según la formación, educación, cultura en que se ha criado o las situaciones que ha vivido. Por eso, cada vez más clubes y deportistas en Galicia recurren a profesionales.

Cualquier lesión física conlleva una psicológica. En las de corta duración, las mentales serán más leves; y, en las de media y larga duración, la mental también será más dura y hay que seguir un proceso para recuperarse similar al del duelo cuando hay una situación crítica en una persona. Hay una primera fase de frustración, enfado o, incluso, agresividad; una segunda etapa de tristeza donde parece que todo es negativo; una tercera en la que llegan los trabajos para recuperarse de la lesión; y una cuarta de la esperanza y la vuelta a la normalidad de su práctica deportiva. El objetivo es que, cuando el deportista vuelva a la competición, lo haga con su confianza al 100 %.

En la temporada trabajamos con él para que tenga una serie de pensamientos que le ayuden a tener confianza en lo que hace y cómo lo hace y sobre todo para que los entrenamientos le den la tranquilidad de que está preparado para competir al nivel que quiere.

El nerviosismo está vinculado a la variable ansiedad o estrés y al nivel de activación. Con técnicas como la relajación o el control de pensamientos buscamos, hablando coloquialmente, evitar sus nervios y obtener el nivel de activación oportuno para dar el máximo rendimiento. Cuando entrena su cabeza se prepara para reducir las situaciones estresantes o que le ponen nervioso. Aún así, la frustración es parte del deporte y llega cuando no se cumplen los objetivos deseados. Debemos prevenir y anticiparnos a ella haciendo una recomposición de las expectativas en caso de que los indicadores muestren que no estamos en la línea de conseguirlos.

En el caso de tener un deportista frustrado hacemos un trabajo cognitivo, de saber cómo está percibiendo la realidad para darle un matiz muy racional y que la viva de una manera correcta, con los pensamientos apropiados.

Además, todos los deportistas tienen un plan de competición que siguen a rajatabla, pero siempre tiene que ser flexible porque no todo depende de él. Trabajamos las situaciones controlables, pero también las incontrolables, como que un rival te empuje o te cierre y no puedas coger calle. La flexibilidad de plan es una garantía de éxito. Si no puedo seguir el plan inicial, tengo uno B o uno C para resistir en todos los tipos de carrera y teniendo muy claro cuándo voy a pegar mi cambio para ganar una medalla de oro, como hizo estupendamente Adrián Ben.

En modalidades muy sociales, donde los impactos van más allá de la familia y los amigos por ser mediáticos, es importante gestionar el entorno, saber cuáles son las influencias negativas y positivas.

Joaquin Dosil es profesor de psicología en la Universidad de Vigo