La mudanza a Irlanda que forjó al jugador del Leyma Aleix Font

DEPORTES

Alba Pacheco

Con 11 años jugó dos en Dublín, y hoy visita al Almansa con un Básquet Coruña pletórico

18 mar 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

El baloncesto moderno escribe derecho con renglones torcidos. El Leyma visitará este sábado la cancha del Almansa (19.00 horas, LaLiga Sports TV) en uno de los mejores momentos de su historia. El equilibrio es una de las claves de la plantilla naranja y como las empresas son las personas, la encarnación del concepto es Aleix Font (Barcelona, 1998), una garantía en las rotaciones del entrenador del Básquet Coruña, Diego Epifanio. Cuando otros, con sus 195 centímetros de estatura, se quedarían en tierra de nadie, Font demostró que se desenvuelve como nadie en terrenos pantanosos.

Su progresión desde que botó su primer balón es innegable. Campeón nacional cadete con el Barcelona, bronce europeo sub-16 con España, impulsado por los entrenadores gallegos Diego Ocampo y Moncho Fernández (en el Obradoiro), posee experiencia en la ACB y en la liga alemana. En la LEB Oro, es el segundo mejor triplista, con un 48,61 % de acierto (tras Heredia, del Melilla). De dos, mete el 61,62 % de sus lanzamientos.

Pero, para Aleix Font, la clave fueron los dos años que pasó viviendo con su familia en Dublín, debido al traslado de su padre, empleado de una multinacional alimentaria. Allí pasó 5.º y 6.º de Primaria. Su hermano es un año menor. Y, del equipo del barrio, el JAC Sants, pasaron al Templeogue BC. «En Barcelona, yo jugaba de pívot porque de los más altos, y sacaba provecho de eso. Pero en Irlanda, con 11 años, me encajaron en el equipo de niños de 13 y ya no podía sacar puntos por ser alto. A nivel técnico, no eran nada del otro mundo, pero físicamente eran tremendos», describe.

Aleix Font, jugador del Leyma
Aleix Font, jugador del Leyma

«Con el paso del tiempo, tengo mi propia teoría. Me tuve que buscar la vida para destacar contra rivales más corpulentos. Aprendí a botar mejor, a lanzar mejor... todo esto me ayudó en mi evolución, sin duda. Tuve la suerte de caer en un club en el que el entrenador era un loco del básquet y sabía mucho, Daniel Nelson, que ahora es profesional y, tras estar en varios países europeos, dirige en la liga de Kosovo. También que jugué en el Templeogue BC con Sean Flood, también profesional en la actualidad. A nuestro regreso a España, volví un año al JAC Sants y ya me fichó el Barcelona», analiza.

«La mudanza nos cogió en la preadolescencia, una etapa complicada. Pensábamos que nos estaba fastidiando la vida, pero ahora veo que fueron los dos mejores años de la mía, hice muchos amigos y vuelvo los veranos. Me vi solo ante el peligro, pero reforcé la confianza en mí, aparte de aprender inglés. Fue una experiencia increíble. Saqué el máximo provecho. Es lo que les recomiendo a los extranjeros que vienen a España: que se dejen llevar, que aprendan el idioma y se sumerjan en la cultura, porque de lo contrario estarán aquí físicamente, pero no mentalmente», concluye.

«Hay mucha confianza, aunque la dinámica cambie»

Después de la experiencia irlandesa y una posterior etapa, ya como jugador profesional, en Alemania (cedido por el Barcelona al cedido al Brose Bamberg de la Easycredit BBL justo antes de fichar por el Obradoiro), Aleix Font ya tiene completo el cupo de emigraciones en su carrera deportiva.

«Si uno piensa en jugar en otro país, no va a ser por el nivel del baloncesto, porque no va a ser superior. Todo el mundo quiere venir a jugar a España. Yo estuve unos meses en Alemania. Hay jugadores que se marchan por las condiciones económicas, o porque buscas un protagonismo que no tienes en España, o un rol diferente, porque es un baloncesto más táctico aquí... y cuando notas que das un paso adelante, por ejemplo, en las condiciones de contrato, es porque el propio país va un paso por delante económicamente. Es el contexto, no el equipo ni la liga», analiza.

Aleix Font también invita a no alterar la escala de prioridades una vez que el baloncesto gana peso en la vida de cada uno. «Yo siempre prioricé mis estudios y mi formación. Cuando me dijeron que me quería fichar el Barcelona, no me lo creía. Y, de hecho, no me consideré jugador de baloncesto hasta que el club me hizo un contrato para el equipo B», relata el escolta del Leyma, con el que afronta una fase importante de la temporada, y lleva una racha de once victorias en doce partidos. «Estamos concentrados en ganar el mayor número de encuentros, jugar bien y hacer caso a Epifanio. Hemos ido en trayectoria ascendente, el engranaje funciona y todos encajamos con nuestro rol para poder competir contra cualquiera. Tenemos mucha confianza, aunque la dinámica cambie», explica.

«Esto puede cambiar, porque en los últimos partidos nos enfrentamos al Palencia y al Burgos y habrá que ir con pies de plomo, pero si podemos clasificarnos con el factor cancha a favor, mucho mejor. Lo que pasa es que no podemos ahora decir que aspiramos a más cosas de las que podemos aspirar en realidad», reflexiona.