El Liverpool no es el mismo del año pasado. Está teniendo problemas tanto en defensa como en ataque para ganar partidos. No llega en su mejor momento. El equipo genera muchas dudas, tanto en la Premier League como en la Liga de Campeones. Klopp tiene muchísimo trabajo, primero por la buena actuación que tiene que hacer su equipo y, segundo, porque se mide a uno de los rivales más complicados. Para ganar el partido, y la eliminatoria, el Liverpool lo tiene que hacer prácticamente perfecto, muy completo. No puede fallar ni un solo jugador, no puede haber desajustes, deben estar concentrados de principio a fin. Si alguien comete errores, el Real Madrid se aprovechará.
El cuadro blanco llega más fuerte en todos los sentidos. Los de Ancelotti no tienen un estilo definido, y esa es su virtud. No siendo un equipo que tenga mucha harmonía en el juego, porque tiene lagunas —no defiende ni ataca bien—, es de los peores a los que te puedes enfrentar. Posee muchos recursos y es capaz de jugar mal y ganar. Se ha visto que tiene momentos muy malos durante el partido, pero en dos o tres minutos lo puede solucionar. Puede jugar muy atrás, defender muy atrás, presionar arriba, defender con balón y sin balón, atacar encerrando el rival arriba...
No tienen un registro definido, pero no te puedes relajar nunca con ellos. Pueden hacer daño cuando menos se lo espera el rival. Tienen tantos recursos y son tan indefinidos como equipo, que un cuadro como el del Liverpool, que le gusta tener el control, no sabrá cómo afrontar el partido.