En una Super Bowl donde se reúne tanto talento solo cabía esperar un auténtico espectáculo, y vaya si lo tuvimos.
Yo podría hablaros aquí de que hemos visto un partido que se quedó a cuatro puntos de ser la Super Bowl con más anotación de la historia o de que Hurst anotó 3 touchdowns de carrera, que es un récord, o que Mahomes tuvo un QB Rating de 131,8, pero seguramente pocos entenderían lo que estoy diciendo y menos todavía comprenderían el partido que vivimos gracias a estos números.
Vimos en el campo a dos equipos que salieron a jugar a ganar, sin complejos, sin miedos, arriesgándose en cuartos downs lanzando profundo, desmontando las armas del rival y tratando si es que se podía, de disfrutar de una final como esta. Pero con algunas diferencias que, a la postre, marcaron desde mi humilde opinión el resultado final.
Los Eagles salieron al campo como lo hace un aspirante al titulo de boxeo: agresivos, valientes, tomando decisiones arriesgadas desde la banda y jugando largo. Pero todo esto es bueno, pensaréis. Divertido sin duda, pero bueno… Esta sensación casi de ansiedad hizo que en algunos momentos claves los Eagles cometieran errores, un fumble de Hurst, fallo en placajes, o un retorno casi para touchdown, que no puedes permitirte en una final y menos contra estos Chiefs
Los Chiefs, por el contrario, salieron como cabría esperar del campeón: serios, tranquilos y tomando decisiones más conservadoras, jugando mucho más con la carrera y desquiciando a la, posiblemente, mejor línea de defensa de la liga. Supieron mantener la calma incluso en los momentos más difíciles, ese tan temido segundo cuarto de los Eagles y no cambiaron su game plan. Sobrios hasta en la decisión final de cómo quemar el reloj para no dejar ni una sola oportunidad al rival para cambiar el resultado.
¿Y por qué esto fue así? Bueno, seguramente, como en todas las grandes citas, no hay una sola razón, sino un cúmulo de circunstancias. La juventud, tanto del quarterback como del entrenador de los Eagles, el favoritismo con el que llegaban... La euforia, tanto de la temporada regular como de los play offs, hicieron que los Eagles llegasen a este partido con la sensación de que tenía que ser ahora. Mientras que la veteranía de su entrenador y su quarterback, la temporada cocida a fuego lento y haber sido derrotados ya en una Super Bowl hicieron que los Chiefs llegasen sin nada que perder y todo que ganar, sin presión. Algo muy peligroso cuando hablamos de una final.
El resto es historia. 38-35 para los Chiefs en una de las mejores Super Bowl que hemos visto en los últimos años.
Asi que, como siempre os digo, ahora nos queda el largo caminar por el desierto de la offseason, seis meses esperando a que este gran espectáculo vuelva a comenzar. Pero, hasta entonces, y para todos aquellos que dieron a Mahomes por muerto, que decían que el futuro de la liga eran Burrow o Husrt, y haciendo mías las palabras del gran Conor Mcgregor: «Surprise, surprise the king is back».
Carlos Pastoriza, Charli, es presidente del Meliora Towers.