Así es el modelo de Primera Federación que quiere Rubiales: La RFEF insta a los clubes a que aprueben su plan
DEPORTES

Les da 48 horas para que voten a favor de su nuevo sistema de control económico y para que los 18 rebeldes abandonen sus pretensiones de autonomía
07 feb 2023 . Actualizado a las 22:40 h.La Federación convoca a los 40 clubes de Primera Federación para que voten a favor de su modelo de Primera Federación, en el que eleva muchísimo su control económico sobre las entidades, e insta a las mismas a que abandonen sus pretensiones de autogestión. En una carta emitida a todos los equipos, la RFEF expone cinco puntos que quiere llevar a cabo para que la competición siga siendo sostenible.
«Si los clubes deciden, por mayoría, que están de acuerdo con estas propuestas, la RFEF se compromete a implantarlas de acuerdo con la legalidad vigente. Si la mayoría de los clubes entienden que estas propuestas no son las adecuadas, los órganos competentes de la RFEF, de acuerdo con lo previsto en la ley del deporte, los Estatutos de la RFEF y en el Reglamento General, adoptarán aquellas decisiones sobre la configuración de las competiciones oficiales de ámbito estatal no profesionales que se consideren más beneficiosas para el conjunto del fútbol español, claro está, salvaguardando y respetando los derechos de los jugadores, entrenadores, árbitros y de los propios clubes», manifiesta la RFEF en el documento de siete páginas, que deja ya por escrito una velada amenaza.
La primera propuesta de cambio se refiere al control económico: «Resulta imprescindible la aprobación de una reglamentación específica de control económico de los clubes participantes en la competición». Recordemos que estaba sobre la mesa trasladar a Primera Federación el modelo de control de la UEFA, que iría enfocada a que solo se puedan gastar en plantilla (salarios, traspasos y comisiones) el 70% de los ingresos. Se implantaría de manera gradual: 90% en la campaña 2023-24, 80% en la 2024-25 y 70% desde la 2025-2026.
La RFEF incide en este punto en la necesidad de presentar los datos económicos del club de las dos temporadas anteriores auditadas, con «mecanismos de control que permitan asegurar el pago de los salarios de los jugadores y de los entrenadores, así como de las obligaciones tributarias y de la Seguridad Social». Además, también propone instrumentos de control de la deuda: «La existente en el inicio debe reducirse progresivamente en unos plazos prudenciales fijados en las normas del control», con «unos límites máximos de la deuda en función de los ingresos». De hecho, para participar en Primera Federación, «Los clubes deben acreditar la no existencia de déficit en las dos temporadas anteriores». La única excepción a este regla es que «el mismo sea cubierto por el club matriz o por los inversores». Incluso «recomienda la introducción de mecanismos de límites salariales posteriores ya sean con el modelo de límite colectivo (americano) o individual (europeo)».
En su segunda propuesta, la RFEF da luz verde a una petición de las entidades rebeldes. «La RFEF acepta, como manifestaron los 18 clubes en su carta, que el sistema de revisión de las sanciones disciplinarias debe cumplir con lo regulado en el desarrollo de la actual ley del deporte».
El tercer punto se orienta hacia la aprobación de un convenio colectivo: «Es necesaria la aprobación de un convenio colectivo en el contexto de las competiciones oficiales no profesionales. La RFEF impulsará las acciones necesarias para que dicho convenio pueda llegar a buen término. En todo caso, la RFEF podrá asumir responsabilidades derivadas del convenio si ha sido participe del mismo».
En el cuarto punto, los clubes deben conceder a la RFEF un poder de veto: «La aprobación previa por parte de la RFEF de aquellos acuerdos que se establezcan entre diversos clubes de la misma categoría que puedan influir en el fair-play de la competición, especialmente en acuerdos de contenido comercial. Las actuaciones comerciales mancomunadas entre diversos clubes deberán ser aprobadas previamente por la RFEF»
En el quinto y último punto, la RFEF quiere blindarse a los clubes, para que estos acepten todas las normas reguladoras de la competición: «La RFEF y los clubes cumplirán con todas las obligaciones derivadas del ordenamiento jurídico español, así como de los Estatutos de la FIFA, UEFA y RFEF, del Reglamento General y demás normas válidamente aprobadas por los órganos competentes».
El plazo
La Federación da dos días a los clubes para que voten a favor sus propuestas y, con ellas, seguir adelante con la competición: «Desde su convocatoria mediante la comunicación de este escrito vía correo electrónico y pasadas las 48 horas, la RFEF hará recuento de los votos emitidos mediante correo electrónico ya sean favorables o desfavorables a la propuesta y, en el caso de ser afirmativo, se pondrán en marcha de manera inmediata los mecanismos fijados en los apartados anteriores para que puedan implementarse dichas medidas y, en caso de ser negativo, se reunirán los órganos competentes de acuerdo con los Estatutos de la RFEF para adoptar las decisiones oportunas en cuanto a la viabilidad y estructuración del conjunto de las competiciones oficiales no profesionales de la RFEF».
La historia de un bloqueo
La Federación es consciente de que la categoría no puede seguir igual: «La RFEF constata que un número importante de clubes exponen de manera reiterada que esta categoría es insostenible económicamente. Esto lleva a la necesaria e ineludible reflexión sobre qué sentido tendría mantener una categoría en la que los propios clubes que participan en ella manifiestan que es insostenible. No obstante, también debemos reflexionar sobre el origen de dicha no sostenibilidad económica y sobre cuáles son las razones por las que unos clubes, después de dos años, siguen gastando mucho más de lo que ingresan».
De ahí que hace un mes ya se planteara a los clubes la necesidad de establecer medidas de control económico. «La RFEF planteó, en su escrito anterior, la inclusión de un modelo de control económico que surgiera del trabajo y voluntad mayoritaria de los clubes. Lo que se dijo textualmente fue que la RFEF entendía que debía existir un sistema más desarrollado de control económico y que la configuración de dicho sistema aceptaba que fuera el resultado del trabajo conjunto de los clubes con la Federación».
«Una vez finalizado el plazo establecido, la mayoría absoluta de los clubes votaron por la opción B -o sea más del 50% de los clubes de la categoría-, 2 clubes votaron la opción A y el resto no votó. Al mismo tiempo, la RFEF recibió una carta firmada por 18 clubes -dos de los cuales sí habían votado- en la que, por un lado, solicitaban mayor información en relación con el modelo de control económico y, por otro, manifestaban su disconformidad con diversos aspectos de la opción B», añade.
La RFEF pretendía que el modelo fuese aprobado por unanimidad, un aspecto que no fue posible, y que motivó una guerra que ha paralizado la aprobación de las medidas. «Con posterioridad a las votaciones, un número significativo de clubes han enviado también cartas a la RFEF o se han puesto en contacto telefónico con la Dirección de la categoría para, esencialmente y en resumen, manifestar su completa disconformidad en que una minoría, muy minoritaria, bloquee la voluntad clara del grupo que presumen es mayoritario. Manifiestan, también, que hasta la fecha todas las decisiones adoptadas en los órganos de esta competición lo han sido por mayoría de votos y que este es el modelo razonable de adopción de decisiones en las organizaciones democráticas. Solicitan que se adopte, de inmediato y sin mayor dilación, el modelo B si este hubiere sido votado por la mayoría de los clubes».
Y en ese punto se encuentra ahora la situación. Con la Federación confiada en sacar adelante su nuevo modelo de Primera Federación que, sin duda, pondrá coto a los grandes dispendios y a la inflación de la categoría.