La resistencia gallega del Burela por fin quiere su Supercopa

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PEPA LOSADA

«Reilusionada» tras dos operaciones de rodilla, Antía Pérez afronta en casa con el mejor club del mundo su tercer asalto a un título que se le atraganta

28 ene 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Antía Pérez García (Vigo, 2002) es la resistencia gallega en el mejor club de fútbol sala del mundo. La única futbolista de la terriña en las filas del Burela Pescados Rubén se describe «reilusionada» tras levantarse de dos operaciones de rodilla con apenas 22 años y este sábado en el Vista Alegre, su nueva casa, inicia frente al Futsi Atlético Navalcarnero (12 horas, Teledeporte), su tercer asalto a una Supercopa de España que, hasta ahora, se le ha atragantado.

«Es un partido durísimo, un clásico, pero eso hará que salgamos aún más enchufadas», anuncia sobre la semifinal ante el eterno enemigo, aún infalible en la Liga. A las 14.15 horas, el STV Roldán y el Torreblanca Melilla comparecerán como los otros dos aspirantes a un título que se resuelve en el mediodía del domingo y que el Burela aguarda levantar por quinta vez.

«Físicamente estamos todas bien, entrenando muy fuerte, con mucha ilusión», avisa sobre un equipo casi infalible en los días grandes desde hace tres años y que tiene a su gran referente, Peque, entre algodones. «Esperamos que pueda jugar, es la capitana y siempre nos da un plus de energía y motivación, pero, si no lo hace, todas estamos al nivel óptimo y lucharemos hasta el final», apunta con ganas de desquitarse y empezar a celebrar títulos con la camiseta naranja.

«Cada título es distinto. Es una nueva oportunidad, un desafío. Para Pari, Caridad y para mí es ilusionante, pero las que ya llevan aquí muchos años ganando nos transmiten su ansia por seguir en lo más alto», reflexiona Antía, que levantó una Copa de España ganándose hueco en la rotación del Ourense con solo 16 años, pero después conoció el drama de las lesiones y se le escurrió la gloria en la Supercopa del 2018 con las ourensanas frente al Futsi y en la del 2020, ya cuando militaba en el Poio, contra su actual equipo.

«Valoro más el día a día»

Los Juegos Olímpicos de la Juventud de Buenos Aires 2018 fueron agridulces para Antía. Se colgó la medalla de bronce, pero se rompió el ligamento cruzado de la rodilla izquierda. «Acababa de fichar por el Poio, ya me sentía importante en Primera... Fue un jarro de agua fría. Solo tenía 18 años, pero el pasar tantos meses lesionada me ayudó a madurar. Valoro mucho más el día a día, entrenar o pasar tiempo con mis compañeras», analiza.

Tras un esforzado trabajo para regresar a las canchas, también se partió el ligamento cruzado de su rodilla derecha en noviembre del 2018: «Hubo momentos malos, pero nunca me planteé dejar el fútbol sala. Es mi pasión. Quizás ahora soy un poco menos tractorciño que antes, eso sí. Me entrego al máximo, pero elijo un poco más cuando debo o no ir a un choque».

«Nunca me planteé dejar el fútbol sala. Es mi pasión. Quizás ahora soy un poco menos tractorciño que antes, eso sí»

MANU GIL | BURELA FS

«Me fui a Zaragoza el año pasado para rehacerme, volver a ser yo después de las lesiones. El balance es muy positivo. Crecí personal y deportivamente», analiza un ala-pívot que vuelve a disfrutar al máximo en las filas del Burela Pescados Rubén e incluso ha sido convocada varias veces por la selección española absoluta.

En apenas medio curso ya ha igualado los nueve goles que anotó como maña. «Nunca estoy satisfecha, siempre quiero más, pero los goles no es algo en lo que piense demasiado. Quiero ayudar en todos los ámbitos y ser mejor cada día», confiesa una mujer que presume de sus raíces en Laza entre las grandes estrellas del Burela: «Soy la única que nació aquí, pero muchas ya llevan tanto tiempo en Burela que también son gallegas. Es un honor poder aprender de ellas».

Futbolera por tradición familiar, Antía moldeó su juego entre chicos en las divisiones inferiores del Verín. Ahora sueña dedicar una Supercopa a los grandes fans que desde casa le metieron el gusanillo del balón. Quizás, más adelante, también un Mundial: «Ojalá poder jugarlo, representar a todas las que lucharon para que por fin vayamos a tenerlo, como Bea Seijas, que cuando era una niña me venía a buscar a Verín para entrenar con el Ourense. Y se lo dedicaría a mi abuelo, que era el que más me apoyaba».